CHETUMAL, QR.– En una bolsa de plástico y dentro de un costal terminó la mascota que permaneció atrapada durante más de dos días en lo alto de una antena de telefonía. Nadie se explica cómo fue que llegó hasta la punta de la torre de 30 metros.
Una persona notó su presencia y, a través de redes sociales, alertó sobre el riesgo que corría; sin embargo, al principio nadie lo consideró importante.
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Termina en costal gato que cayó de torre de 30 metros
Alguien comentó: “Es un gato, parecen no saber que son buenos escaladores. Suben solos, seguramente en un rato baja”. Pero las horas pasaron y nada ocurrió. Poco a poco la gente comenzó a interesarse en el caso y a pedir ayuda.
El reporte se hizo el domingo alrededor de las 15:00 horas al número de emergencias 911: “Un gato negro está en una torre y no puede bajar, lleva horas ahí”.
La operadora solicitó detalles, la dirección del lugar y los datos generales de la persona que reportaba. Respondieron: “En un momento va la ayuda”.
Veinte minutos después, llegó un camión de bomberos con dos elementos a bordo. Ambos comenzaron a colocarse el equipo, incluido un arnés. Verificaron el lugar y, antes de ingresar, llamaron a sus superiores.
La estructura metálica se encuentra dentro de un predio privado con barda, rejas con candado, alambre de púas y maleza en el interior.

No hubo autorización para ingresar por parte de la Dirección de Bomberos, y se ordenó solicitar permiso al propietario o responsable del terreno. No se obtuvo una respuesta favorable. El dueño indicó que el espacio estaba rentado, pero que no contaba con el número celular de su cliente, mostrando desinterés en intervenir.
Las personas que esperaban la intervención cuestionaron: “¿Cómo es posible que no tenga el número de la persona a quien le renta su propiedad?”. Y agregaron: “Es claro que no le interesa hacer nada”.
Los bomberos se retiraron, no sin antes explicar que, por tratarse de propiedad privada, podrían enfrentar problemas legales, como ha ocurrido en otras ocasiones en que han realizado labores sociales. Exhortaron a la población a localizar al responsable del predio, sin éxito.
Varias personas en redes sociales se ofrecieron a subir a la torre de 30 metros y rescatar al felino, pero concluyó el domingo y la mascota pasó su segunda noche en el sitio, pues había trepado a la estructura desde el sábado.

La mañana del lunes, medios locales comenzaron a cubrir el hecho, ya que los temas de bienestar animal suelen generar interés. Pese a la viralización del caso del gato en la torre de 30 metros, ninguna autoridad estatal o municipal intentó actuar. Zopilotes ya merodeaban cerca del felino en las alturas.
Las asociaciones animalistas no se presentaron, lo que, al igual que la falta de acción de las autoridades, fue objeto de críticas.
Fue un voluntario de las fuerzas armadas, acompañado de otros elementos, quien finalmente intentó rescatar al gato que seguía en lo alto de la torre de 30 metros.
Ató una cuerda a una caja de cartón de aproximadamente 70 por 50 centímetros, la colgó y comenzó a ascender por la escalera de la estructura, pintada en rojo y blanco. Algunos vecinos observaban atentos el rescate.
Pero antes de que el rescatista alcanzara la cima, el gato se mostró más nervioso de lo habitual y, pese a los intentos por tranquilizarlo, no se evitó que saltara al vacío.
El animal cayó sobre el techo de concreto de una vivienda aledaña y murió al instante.
El cuerpo del gato fue colocado en una bolsa de plástico, luego dentro de un costal que fue atado con una venda.
La historia terminó en la banqueta, a un costado de un poste de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), luego de que nadie reclamara al felino que cayó de la torre de 30 metros, en espera de que el camión recolector de basura lo llevara al tiradero municipal, ante la ausencia de un reglamento sobre el destino final de mascotas sin dueño.

Vecinos que presenciaron la escena reprocharon la falta de protocolos para auxiliar a animales en situaciones similares, argumentando que se trataba de una vida que pudo salvarse si hubiera existido empatía y voluntad por parte de las autoridades.
Aunque se trate de propiedad privada, manifestaron, el bienestar animal no debería quedar en segundo plano, sobre todo en casos como el de la torre de 30 metros. “Las autoridades lucran con la imagen de las mascotas cuando les conviene, pero hoy dejaron solo a este animalito”, señalaron.
La falta de estrategias para controlar la proliferación de animales callejeros ha provocado que, solo en Chetumal, circulen por la vía pública alrededor de 30 mil perros y gatos.
Aunque en esta ocasión no se logró intervenir, el Cuerpo de Bomberos ha rescatado en Chetumal, de enero a la fecha, 43 serpientes, 29 animales domésticos, dos cocodrilos y un ave.

