La decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de hacer público el expediente de la investigación que la DEA realizó del general Salvador Cienfuegos Zepeda fue inédita y sin duda, un riesgo calculado para la relación entre México y Estados Unidos.
El expediente de casi unas 800 páginas, pone en relieve la forma tan desaseada en que la DEA investiga en territorio nacional, al margen de que es reiterativo, con un pobrísimo nivel de discurso y en el que abunda sobre todo la fantasía.
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Hace mención por ejemplo a un supuesto golpe de Estado en 2017, que para nada estaban dadas las condiciones para que eso ocurriera.
Lo que este informe pone de manifiesto sin duda es que la DEA juega a objetivos políticos.
Baste recordar su reciente actuación en Bolivia, en donde la agencia estadounidense pagó a personas para que denunciaran a Evo Morales como narcotraficante.
El informe dado a conocer el viernes, contiene capturas de pantalla de supuestas conversaciones de Cienfuegos con personas anónimas o desconocidas, que no lo relacionan con los cargos que la agencia le imputaba al general.
El intervencionismo con que la DEA actuó en este y otros casos, en México, no puede ni debe permitirse y eso fue lo que hizo el Gobierno de López Obrador, poner un alto a las viejas prácticas de una agencia que ya había sido denunciada desde hace mucho, por el periodista Manuel Buendía.
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Hay que recordar que la DEA nació para apuntalar el intervencionismo de Estados Unidos, a través de la estrategia de infiltración en los órganos de poder de cada estado, para tener más influencia y control sobre los actores reales de poder.
Del viernes para acá, hay periodistas que han querido llevar el caso Cienfuegos por el tema de derechos humanos por los casos Tlatlaya y Ayotzinapa, sin embargo, el fin de la DEA no son esos derechos sino la desestabilización.
Lo que sí se ha dejado de manifiesto, es la sumisión de un fiscal al Poder Ejecutivo. Ahí se requiere de un hombre (o una mujer) que sea un real contrapeso al Presidente.
Pero la decisión de hacer público el informe de la DEA, aunque calculado, puede generar un conflicto diplomático entre Estados Unidos y México. Con Joe Biden como presidente en funciones a partir de mañana miércoles, esta decisión de López Obrador podría encaminarse hacia ese rumbo.
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Sacarle los trapitos al sol al país más poderoso del mundo, es una afrenta que difícilmente olvidará la nueva administración estadounidense.