Dentro del marco de la celebración del 80 aniversario del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), se llevó a cabo un acto en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México que reunió a más de diez mil profesores de escuelas.
Entre los invitados destacó la presencia de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde quien se refirió a la labor docente como uno de los oficios más nobles que existen, la formación de ciudadanas y ciudadanos libres; también recalcó que, juntos, los maestros y el presidente López Obrador, se ha logrado dignificar el papel del magisterio.
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Además de la encargada de la política interior del país, el acto contó con la presencia del maestro Alfonso Cepeda Salas, secretario general del SNTE. En su discurso agradeció al presidente de México por el respeto, reconocimiento y respaldo brindado al sindicato, el cual alberga a casi un millón de profesores de escuelas afiliados; finalmente expresó: “Amor con amor se paga. El Presidente ha recibido de nuestra parte una lealtad y apoyo total a la Cuarta Transformación nacional”.
Las anteriores declaraciones, confirman la labor desempeñada por el Gobierno de la 4T que se propuso recuperar la figura y función de los profesores de escuelas, que se vieron muy desgastadas socialmente, como consecuencia de las políticas educativas implantadas durante los gobiernos neoliberales. Mejora salarial, basificación, capacitación y certeza laboral, son los pilares de la política de dignificación de los maestros de la 4T, sin embargo, esa política solo existe para los profesores de escuelas públicas; quienes trabajan en la iniciativa privada, que comprenden el 15% aproximado del total de profesores en educación básica (datos del SIGED para el ciclo escolar 2022-2023), para ellos, los olvidados, no llega esa dignificación.
Profesores de escuelas particulares, sin sindicato
Sin bien los profesores de escuelas particulares se encuentran protegidos por la Ley Federal del Trabajo, no existe un sindicato nacional en el cual, la mayoría de ellos, se agremien para proteger y hacer valer sus derechos. Algunas entidades federativas y escuelas particulares cuentan con sindicatos en en los que los profesores pudieran asociarse, como el Sitepev, en Veracruz, o el SIEP, en Jalisco, sin embargo, la gran mayoría no cuenta con esa opción.
El hecho de no estar afiliado a ningún sindicato, sumado a las políticas neoliberales que permitieron que las escuelas se convirtieran en empresas, ha ocasionado que las condiciones laborales de las que gozaban los profesores de escuelas en décadas atrás decayeran. Por ejemplo, anteriormente, un profesor promedio trabajaba una jornada de entre 5 y 6 horas diarias en su centro escolar, más el trabajo realizado en casa, como diseñar planeaciones, elaborar y calificar exámenes, calcular promedios, elaborar materiales didácticos para las diferentes clases, decoración para su salón y alguna otra área de la escuela que se le hubiera asignado, etc.
Actualmente, un profesor de escuela debe cumplir con una jornada de entre 8 a 10 horas al día dentro de la institución, para luego continuar en casa con el sinfín de actividades arriba descritas. Además de cumplir con sus clases -en las que en muchas ocasiones se les solicita permanecer de pie-, ahora los profesores deben realizar las guardias de ingreso de los alumnos al plantel, las guardias durante el recreo –en las que también se les solicita permanecer de pie mientras desayunan– y las guardias a la hora de la salida. Y todo esto por un salario mensual promedio de 10 mil 920 (dato según el Imco).
Además del aumento de las funciones y responsabilidades de los profesores de escuelas, y un salario mensual escaso, se encuentra la situación más preocupante, la precariedad laboral. Ahora, muchos profesores se enfrentan a la compleja tarea de decidir entre firmar un contrato anual de “tiempo completo” que garantice sólo el pago de vacaciones y seguridad social, pero que los obliga a cumplir un sinfín de funciones de tipo “guardería”, contra la firma de un contrato por honorarios, en el que no se tiene el goce de ninguna prestación social, como vacaciones, prima vacacional y dominical, pago de días de asueto, aguinaldo, reparto de utilidades o seguridad social.
Sintetizando, por un lado se tiene la visión del profesor como pieza clave para el desarrollo del país, y al mismo tiempo, continúa expandiéndose la visión del profesor como un simple prestador de servicios. Por lo tanto, es imperativo se frene la explotación de la labor docente, se garantice que los derechos humanos y laborales de todos los profesores de escuelas particulares sean reconocidos y respetados y se comience a legislar al respecto.