CANCÚN, QR.- Con Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, el discurso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) conservó para el imaginario colectivo el argumento de un instituto político fuerte y cohesionado y arrastró la idea desarrollada con Enrique Peña Nieto, del resurgimiento de un nuevo tricolor, basado en la juventud, pero en los hechos, poseído por los viejos cacicazgos y la nostalgia por el poder perdido en las urnas.

La oposición del PRI frente a la cuarta transformación

Moreno Cárdenas, como oposición, ha abrazado un discurso de confrontación y abierta crítica contra la Cuarta Transformación, mientras que evade y oculta las razones por las que su partido ha perdido su militancia y la preferencia del electorado nacional.

En la mente de Alito -que se extendió como eslogan de campaña- existe el convencimiento de que 78 años en el poder le han dado al partido la suficiente experiencia para gobernar, aunque los votantes piensen lo contrario.

Sin embargo, su planteamiento táctico a nivel de discurso, de comunicación e imagen, antes de que se realizara la 24 Asamblea Nacional Ordinaria lo colocó como el hombre más fuerte del partido, en su camino a la reelección.

El PRI no es un partido derrotado, según Alito

Pese a sus resultados en los comicios del 2 de junio, su retórica fue y ha sido que el PRI no es un partido derrotado; se envían a los medios boletines de prensa en los que sostiene su confrontación contra el obradorismo y en imagen, se ha construido una figura potente, sin vacilaciones. Eso es lo que vende a los que aún creen que el PRI puede recuperar el esplendor perdido.

El desafío interno del PRI y el rol de Alito Moreno

El neopriismo se ha instalado como una nueva corriente, que por selección darwiniana está descartando a las otras voces más fuertes del partido, con el respaldo de la modificación de la declaración de principios; su programa de acción; su código de ética y sus estatutos -que ahora permite la reelección-. Una redefinición que se quiere hacer ver como democrática, en su historia antidemocrática. Un PRI renovado, dirigido por los dinosaurios de siempre.

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Con nuevas reglas, el neopriismo va a sustentar su discurso en la única figura prominente y dominante, que ya mostró su interés por perdurar con su reciente registro para contender por el liderazgo nacional del partido, aunque será el Consejo General del Instituto Nacional Electoral el que valide los cambios estatutarios aprobados por la asamblea priista y para ello deberá tomar en cuenta las impugnaciones de ex presidentes del partido interpuestas contra las asambleas locales.

Sin embargo, todavía no se ve una oposición seria contra Alito, aun cuando se hayan pronunciado en su contra personalidades del tricolor como el cozumeleño Pedro Joaquín Coldwell; Francisco Labastida Ochoa o Dulce María Sauri Riancho.

El PRI y la autocrítica tardía

Incluso el mismo Manlio Fabio Beltrones, quien fue señalado por Alito, según expedientes de investigación, de estar relacionado con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, un peligroso discurso ante la necesidad de presentar al PRI como un partido que ejerce la autocrítica, misma que tardó en llegar 30 años, desde que el candidato presidencial fuera ejecutado en Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California.

La narrativa permite (…) interpretar y comprender de manera crítica la realidad que evocan los múltiples discursos que circundan y originan un problema social, según la investigadora Angélica María Rodríguez Ortiz. Efectivamente, el análisis de los varios discursos de Alito Moreno, para justificar su reelección, se circunscriben en una narrativa que ahora forma parte del fenómeno político, uno que es ampliamente cuestionado y más, cuando es tan evidente para perseguir un fin: mantener el poder.

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