Desde el origen de la concepción del Estado como un ente que se compone por un territorio con población y un gobierno, el derecho siempre ha sido parte fundamental tanto para su creación (con su poder constituyente), como para su existencia y progreso transformador acorde a las necesidades evolutivas de la población.
Es así que, si tomamos a Maquiavelo como el primer exponente del Estado moderno, debemos tener en cuenta que desde la era del absolutismo monárquico existieron principios o fundamentos en los que incluso los dictadores más desalmados tuvieron que hacer frente.
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Más adelante con la creación del Estado contractualista, Thomas Hobbes en su magnífico LEVIATAN nos revela que el hombre en su naturaleza siempre se organiza por manadas y una vez que ha cedido su soberanía para que algún igual, se erija en un ente superior, la lucha por el poder se vuelve cada vez más agresiva; y por ende, hace una referencia a las manadas de lobos en las que siempre se resume la lucha por el poder como “homo homini lupus”, es decir, “el hombre es el lobo del hombre”.
Rousseau y Montesquieu y el Estado moderno
Más aventajada resulta la teoría contractualista de Rousseau, que hoy en día junto al ESPÍRITU DE LAS LEYES del Barón de Montesquieu, sirven de anclaje para la democracia y la forma del Estado moderno que hoy nos rige, o que en teoría nos debería de regir en la mayoría de las naciones en este paneta.
Sin embargo, aún y con todo el bagaje de literatura sobre teoría del Estado y del Derecho que existen en nuestros días, y considerando, asimismo, que los derechos humanos y la convencionalidad emanada de los tratados internacionales acorde a la reforma constitucional de 2011 son obligatorios, en México aún existen entidades como Quintana Roo que, lejos de aplicar estos derechos humanos que existen desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos hasta su progresión constante en nuestros días, tal pareciera que la misión es totalmente en contrario.
Hoy que se presenta ante todos los quintanarroenses un nuevo panorama con el arribo mayoritario de la #4taTransformación, panorama que implica traer el Derecho al Estado para nacer hacia un verdadero Estado de Derecho, siendo éste el compromiso más importante de la nueva izquierda progresista para con los ciudadanos.
Es una tarea inalienable, imprescriptible e inaplazable, porque de no ser así, seguiremos como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.