David Acosta | R360
A casi dos años de su nombramiento como secretario de Seguridad Pública, del estado, Alberto Capella Ibarra no dio para más, se agotó su discurso y se perdió en el problema de la inseguridad que azota Quintana Roo. La atención “prioritaria” para el norte de la entidad ha hecho que el sur quede en la indefensión y los casos de ejecuciones, robos y demás delitos sean cada vez más frecuentes, ante la indiferencia del Gobernador del Estado, Carlos Joaquín González, quien le ha permitido todo tipo de desplantes.
Del tijuanense lejos quedó aquel discurso del primer día en que asumió el cargo: “yo traigo la fórmula para acabar con la delincuencia en Quintana Roo”. Del Mando Único solo recuerdos quedan y del multicitado Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto (C5), aunque la construcción está en proceso, es una inversión con olor a gasto, mismo tema el de las mil 800 cámaras de seguridad instaladas en Cancún, que nada se sabe de ellas, pero que seguramente el pago mensual se sigue haciendo.
También te puede interesar: Se reduce hospitalización de pacientes Covid-19 en Quintana Roo
En el norte la delincuencia no se cesa, ni siquiera con la pandemia por Covid-19 y eso que ahí está el mayor porcentaje de los más de 5 mil elementos de Seguridad Pública de todo el estado.
Desde que llegó Capella, según él, había la claridad de que era el norte del estado el que tenía el mayor problema de inseguridad. Ello fue la base para que desde un inicio se llevara a esa zona a la mayoría de elementos estatales, restando agentes en zonas en donde de alguna manera había control.
Esta situación ha generado que poco a poco los problemas de inseguridad vayan en aumento principalmente en Othón P. Blanco y Bacalar. Este último se ha convertido en la zona más delicada de trasiego de droga proveniente de Centro y Sudamérica. Ni siquiera, por ello se ha buscado alguna estrategia para contrarrestar esta situación.
Por la incapacidad de la Secretaría de Seguridad Pública, prácticamente se le ha dejado fuera de operativos y ha sido el Ejército Mexicano, la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional, las instancias que ahora atienden el tema de la delincuencia organizada, en el sur de la entidad, mientras los quintanarroenses ven con asombro cómo los policías de Capella Ibarra se convierten en cantantes de cumbias.
Si bien Capella Ibarra puede argumentar que se trata de delincuencia organizada, los casos más violentos de muertes se dan en las ciudades, comunidades y carreteras del sur de la entidad, que se supone deben estar vigiladas por el Mando Único.
El caso más reciente fue precisamente este domingo 17 de mayo en las inmediaciones de la colonia Flamingos de Chetumal, en donde fue encontrado el cuerpo de una persona al interior de un contenedor (tambo) maniatado y con signos de violencia, alrededor de las 10 de la mañana. Los policías de Quintana Roo se han convertido solo en levanta muertos.
A lo que no le puede poner pretexto es a las estadísticas del último trimestre del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en donde Quintana Roo ocupa el tercer lugar, en la tabla nacional, con mayor número de delitos del fuero común por cada 100 mil habitantes. De acuerdo al organismo, el registro son de 11 mil 31 actos delictivos.
La cifra que más destaca es el homicidio en los tres meses. En enero, 418 casos; febrero, con 395; y marzo, con 416.
Para los quintanarroenses está muy claro que el ciclo de Capella Ibarra ya se terminó en la entidad y la única justificación para continuar en el cargo, aún con un proceso penal en su contra, solo puede ser por los intereses económicos que éste representa.
Payo Obispo
Al gobernador Carlos Joaquín González no le quedó más que un discurso de obediencia y sin manotazos, ante el Presidente de la República, el pasado martes 13 de mayo al presentarse en “La Mañanera”, ya que no consiguió que el turismo se considere dentro de las actividades esenciales para el regreso a la “nueva normalidad”, luego del Covid-19. Por cierto, en ese discurso, el gobernador no tuvo empacho para decir ante medios de comunicación del país que en la entidad se habían otorgado apoyos para el pago de luz, agua, gas, apoyo alimentario y servicio médico, lo que ocasionó molestia en redes sociales, donde iniciaron cuestionamientos sobre quiénes habían recibido alguno de estos apoyos y la mayoría de los comentarios fueron de burla hacia el Ejecutivo Estatal, al asegurar que incluso la luz y el agua les llegaron más altos este mes.