“Y me fui tras de ti, persiguiendo mi instinto, si quieres cambio verdadero. Pues camina distinto…”, la obra musical denominada La Vuelta al Mundo de Eduardo Cabra y el gran René Pérez Joglar, conocido como “Calle 13”, nos deja esta sencilla pero muy profunda enseñanza para el desarrollo de la política en Latinoamérica.
En pleno 2023 en México y en gran parte de este continente asolado por las luchas intestinas entre izquierda y derecha, entre liberales y conservadores, entre empresarios transnacionales y socialistas demócratas, entre yanquies y latinos, podemos encontrar a artistas y raperos que tienen más conocimiento de historia, de sociología, de filosofía, de política y de cualquier materia que los cientos de políticos que hoy se encuentran buscando espacios en el tianguis de la democracia participativa.
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Hoy, nuestro país y nuestro continente reclaman a las mejores personas para dar el gran paso hacia la izquierda constructiva, hacia el Estado de Bienestar, ya que quedarnos en una lucha polarizadora no va a generar desarrollo y va a entrampar el proceso democratizador generando que los grandes capitales busquen nuevos espacios para echar a andar su riqueza, frenando el crecimiento de la incipiente nueva izquierda latinoamericana.
El gran paso ya se ha dado, pero es momento de generar procesos de crecimiento y de construcción, y allí es donde se hacen necesarios las mejores personas, las mujeres y los hombres mas capacitados y con probada experiencia y resultados, para comenzar a surcir, para hacer esta gran operación cicatriz no solo de los grupos políticos antagónicos, sino de las sociedades y familias que han sido divididas por un fin político que ya se consiguió.
Cambio para renovarse o reinventarse
Si queremos un cambio verdadero, hay que caminar distinto. Y en política el que no se renueva o se reinventa, se muere. Por eso, es momento de retomar impulso después del gran paso que hemos dado juntos con Andrés Manuel López Obrador y evitar caer en la comodidad del estado de confort político.
Es momento de abandonar esas malas mañas y esos malos manejos heredados de los administradores mas crueles del neoliberalismo y de los más radicales políticos de izquierda para lograr el punto medio de la social democracia que nos permita crecer como país y después como región.
Hoy en todas las mesas y sobremesas se habla de las corcholatas y de las corcholatitas; a mí me parece fundamental poner antes de ellos en la mesa el tema de la reconciliación nacional, ya que sin un país unido y dirigido hacia el mejor desarrollo de todos en la búsqueda de un bienestar general y de una armoniosa convivencia gregaria, en un país en el que las familias y la sociedad se encuentren divididos por los intereses de terceros, las corcholatas nunca serán una prioridad.