CHETUMAL, QR.- Sobre el tramo de 20 kilómetros del Bulevar de Chetumal se asientan diversas colonias, monumentos, negocios, escuelas y edificios públicos. Es el atractivo principal en donde inicia México. Recientemente se hizo un anuncio para la renovación de Chetumal, pero hasta el momento ninguna autoridad toma en cuenta que se ha convertido en una de las vías principales de contaminación hacia la Bahía de Chetumal.
Una descarga de aguas negras marca el inicio del Bulevar de Chetumal, justo en la glorieta donde se asienta una de las más de 20 obras que integran el “Corredor Escultórico Chactemal”; ahí muere la avenida Rafael E. Melgar.
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Las fuentes de contaminación son las descargas de aguas negras o pluviales; existen por lo menos siete de gran envergadura, y decenas de desembocaduras de alcantarillas menores. La principal, el canal de desazolve ubicado a unos metros de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) que libera las aguas pluviales y residuales, sin planta de tratamiento, provenientes del norte de la ciudad, en donde se asientan las colonias más pobladas de la capital.
El mal olor del agua de la bahía es característico del lugar, en especial la parte que se ubica frente a Palacio de Gobierno, a un costado del muelle fiscal. En esa zona es fácil identificar las aguas jabonosas y otros elementos contaminantes.
El espacio que va desde el Parque del Renacimiento hasta el balneario Dos Mulas, es la zona más visitada, y más los fines de semana, pero es el área donde se encuentran la mayor cantidad de descargas que son responsabilidad de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA).
No se observa por la zona ninguna planta de tratamiento de aguas residuales; las descargas de las alcantarillas van directamente al mar. Comercios y negocios del primer cuadro de la ciudad, incluso de giro “riesgosos” como talleres mecánicos y gasolineras vierten las sustancias a la calle porque no cuentan con los depósitos adecuados que eviten que los químicos se filtren del subsuelo a las cloacas.
Algunas organizaciones e instituciones de investigación, incluso la Universidad de Quintana Roo han dado cuenta a través de diagnósticos preliminares de niveles de contaminación en la bahía de Chetumal, declarada en 1996 como Área Natural Protegida (ANP) y Santuario del Manatí.
Este tramo carretero donde se asienta también el Obelisco, el Congreso del Estado, la Fuente del Pescador, la Megaescultura Museo al Mestizaje (que será sede de las oficinas de la Secretaría de Turismo Federal), el Centro de Convenciones, la Fuente del Manatí, así como la frase “Aquí inicia México”, es una de las vías más importantes de contaminación hacia el mar, que aún es utilizado por pobladores para obtener su alimento o su sustento diario.
A la contaminación por nutrientes, sedimentos o metales pesados, se suma la de basura. En su litoral se pueden hallar cantidades importante de residuos, botellas de vidrio o plástico preponderantemente, producto de la “cantina” en que se ha convertido el bulevar.
Aunque los 20 kilómetros de longitud que comprende el bulevar son riesgosos para verter contaminantes, no se cuenta con un diagnóstico que establezca el grado real de contaminación. Los estudios elaborados hasta el momento se han quedado en el aparador.
Renovación del Bulevar de Chetumal
Para variar, las cámaras empresariales del sur del estado en conjunto con la Secretaría de Obras Públicas (SEOP) trabajan en una mesa multidisciplinaria para un proyecto de renovación del Bulevar de Chetumal, que no contempla en ninguna de sus fases plantas de tratamiento de aguas residuales o algún esquema que evite la contaminación hacia el mar, aunque se espera invertir alrededor de 200 millones de pesos.
El Santuario del Manatí no solo ha visto morir en sus aguas a los mamíferos del mismo nombre, sino delfines, de los cuales en muchos casos ha quedado en duda la causa real de la muerte; no se descartó la contaminación.
El último retoque de pintura a este malecón fue dado en la pasada administración municipal, de ahí nada ha cambiado en este espacio que forma parte de la identidad de los chetumaleños.
A la contaminación que se desprende de la ciudad se le suma la generada por las actividades acuáticas y las agropecuarias, como la caña de azúcar. Sin embargo autoridades como la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (Sema), la Procuraduría de Protección al Ambiente (PPA), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), brillan por su ausencia.