CHETUMAL, QRoo.- Eran las 11 de la mañana del día sábado 4 de julio, cuando el albañil Benjamín Pacheco se sintió mal; fue llevado para una consulta de urgencia a la clínica Carranza, en donde fue ingresado por síntomas de un coma diabético que resultó Covid-19.
Los médicos no lograron estabilizarlo y finalmente terminó en coma. La cuenta por su ingreso creció a 150 mil pesos y al no tener la familia para pagar, la clínica les pidió trasladar al enfermo a un hospital público, no sin antes intentar que la familia firmara documentos por el adeudo.
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Benjamín, de 45 años, tiene esposa y dos hijos; como muchas familias resultaron víctimas de la crisis económica por la emergencia sanitaria. Benjamín quedó desempleado y es el único sustento de su hogar; siempre ha luchado para salir adelante.
Desafortunadamente padecía diabetes desde hace algún tiempo, pero la precaria situación económica y el estrés orillaron a que su mal se agudizara, fue entonces que el sábado pasado se sintiera mal y fuera llevado para consulta a la clínica Carranza.
Al llegar tenía los síntomas de un coma diabético, sin embargo la familia nunca se esperó que la situación diera un giro de 180 grados: Benjamín fue diagnosticado con Covid-19 a los cinco minutos de que fue ingresado. Su situación empeoró y cayó en coma.
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Los familiares no lo vieron otra vez y los médicos de la clínica privada, ubicada en la avenida Carranza, informaron que hubo la necesidad de intubarlo y volvieron a confirmar que estaba contagiado de coronavirus.
El domingo pasado personal médico de la clínica Carranza amagaron a los familiares con ya no aplicar ningún medicamento y les exigió que lo trasladaran al Hospital General. Fue un ir y venir, y finalmente les informaron que en el nosocomio público no había cupo, pero tampoco les dieron opciones para llevar a Benjamín a donde pudiera ser atendido.
La familia, de escasos recursos, se enfocó en buscar un lugar para trasladar a su pariente con tal de sacarlo de la Carranza, en donde ya no lo querían atender.
Desde el lunes pasado, iniciaron los médicos con la solicitud de una larga lista de medicamentos, casi cada hora ese día. El miércoles fue la última compra y de manera general erogaron alrededor de 10 mil pesos que lograron juntar gracias al apoyo de amigos y familiares.
Al encontrar finalmente un espacio en Hospital Insabi Covid-19 número 27 (Hospital Oncológico de Chetumal), se solicitó la cuenta y la administración del nosocomio privado les informó la cantidad de 150 mil pesos, eso sí, les precisaron que no subió más gracias a que algunos médicos no cobraron sus honorarios.
Sin embargo la familia no cuenta con los recursos para hacer frente a ese pago que se les hizo excesivo, sobre todo porque gastaron miles de pesos en medicamento. La administración de la clínica intentó que los parientes firmaran documentos, por lo que tuvieron que asesorarse con un abogado.
Ante ello exigieron que las autoridades de nosocomio establecieran en el documento con claridad la cantidad de la cuenta, fue así que quedó formalmente asentado 150 mil pesos, que los familiares de Benjamín no pudieron discutir ante la premura de llevar al enfermo al Hospital Insabi, ya que se encontraba en una ambulancia afuera de la clínica.
Lo máximo que lograron los familiares fue un acuerdo, que también se hizo de manera formal, para que mensualmente depositen la cantidad de dos mil 300 pesos hasta que liquiden la deuda.
Benjamín fue trasladado finalmente al hospital público, a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Se debate entre la vida y la muerte.
La familia se encuentra en una encrucijada porque no cuenta con los recursos para solventar los gastos básicos de alimentación, derivado de la crisis económica por la emergencia sanitaria y difícilmente podrá cubrir la cantidad que cómo mínimo mensual acordó con la clínica Carranza.
Solicita ayuda para poder sacar esa deuda que en estas condiciones se vuelve impagable, para cualquier familia de escasos recursos. Lo último que saben de Benjamín es que su situación es grave.