David Acosta | R360
CHETUMAL, QRoo.- La toma de una foto oficial puso en riesgo a una persona de la tercera edad y en aprietos a trabajadores del DIF estatal que no supieron cómo actuar al intentar pasarla a una silla de ruedas que le sería donada. La foto se tomaría con la directora del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Quintana Roo, María Elba Carranza Aguirre.
El incidente ocurrió tiempo después de que fueron montados diversos módulos de atención y de diferentes instituciones, para la inauguración de la “Semana de Atención a las Personas Mayores”.
Los principales actores iniciaron su llegada desde las nueve de la mañana, sobre todo los que vivían en las cercanías del primer domo construido en Chetumal, “Hábitat I”, en la colonia Territorio Federal.
Unas cien sillas fueron colocadas y un escenario, además de un pódium para las autoridades que dirigieron sus respectivos discursos.
Muchas de las personas adultas mayores llegaron y tomaron asiento en tanto esperaban a las autoridades, sobre todo aquellas que tenían problemas al caminar por su avanzada edad. Algunos, los menos, recorrieron los módulos y otros estaban para llenar el evento, como los del Club de la Tercera Edad y la Casa Hogar de los Abuelitos.
El acto protocolario de inauguración encabezado por el DIF estatal se programó para las 11:00 horas, pero como ocurre en los eventos oficiales, inició con retraso. En esta ocasión con 17 minutos, provocado por la tardanza de Carranza Aguirre.
Paralelamente al inicio de evento, el personal comenzó a repartir agua a las personas de la tercera edad, pues a pesar de que muchos estuvieron esperando por más de dos horas la llegada de las autoridades a nadie se le ocurrió invitarles alguna bebida para contrarrestar el calor. Igual se repartieron algunas ensaladas en un módulo de una conocida universidad privada de esta ciudad.
Como aún se estila en los eventos oficiales, en especial cuando se trata de grupos vulnerables, se colocó hasta adelante a las personas de la tercera edad visiblemente más afectados físicamente para que el lucimiento de los funcionarios a la hora de la foto.
Antes de concluir los discursos llegó al acto la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Catalina Portillo Navarro, acompañada del jefe de prensa y un guardaespaldas armado. Fue sentada en primera fila; portaba un vestido rojo casual, pero elegante, que contrastaba con la forma de vestimenta de los asistentes de la actividad en curso.
Como parte del evento y en la entrega del primer apoyo, que se trató de una silla de ruedas, la situación cambió… se vivió un episodio de angustia y de tensión.
En el momento de que la directora del DIF se acercó para que le tomaran la foto, al momento de la entrega, no había en el sitio personal capacitado para mover a la señora M.L.G.B., a quien le hicieron pararse de una silla convencional y no pudo dar paso alguno por su condición física.
Nadie sabía qué hacer en eso momento; intentaban que diera unos pasos pero era evidente que la señora no podía y solo era sujetada de un brazo. De tres “ayudantes” que al inicio se acercaron, incluida Carranza Aguirre, quien solo detenía la silla de ruedas, pasaron a seis, hasta que uno logró levantarla un poco y sentarla.
Lo ocurrido fue minimizado, por la directora del DIF, quien siguió con su objetivo de tomarse la foto y puso la silla de ruedas, de reversa, ya con la señora encima y en la primera fila de los asientos del público de la tercera edad, para lograr el registro de la entrega.
Posteriormente se entregó una credencial del Instituto Nacional de las personas Adultas Mayores (NAPAM) a Carlos Rodríguez Cruz; una póliza de afiliación al desaparecido Seguro Popular, a Gerardo Márquez; un acta de nacimiento, a Marcelino Castillo Pech, y un par de lentes, a Silvino Lagos Cahuich. La mayoría de ellos de la Casa Hogar de los Abuelos del DIF.
Una vez más la señora de la silla de ruedas tuvo que ser movida, pues quedó mal acomodada y de nueva cuenta ocurrió lo mismo: el personal improvisado que la levantó no sabía qué hacer, aunque en esta ocasión solo eran tres y no seis ayudantes. La señora se veía mal sujetada y presionada por una mujer que la cargaba, quien a pesar de sus condiciones físicas se observaba con temor. Finalmente fue puesta de nuevo en la silla de ruedas que se le obsequió.
Casi al final se dio un recorrido por los módulos de atención; había de vacunación y asesoría médica, de afiliación al desaparecido Seguro Popular, del Registro Civil, del Instituto para la Educación de los Adultos, del INAPAM, incluso de corte de cabello.
A medio recorrido y a pesar de haber llegado tarde, Portillo Navarro veía su reloj, parecía que llevaba prisa, pero no le quedó más que quedarse hasta el final.
La gente comenzó a retirarse y para figurar más, Carranza Aguirre acabó aplicándose una vacuna.
Varias personas de la tercera edad, entre ellas M.P., se quejaron de que no había personal que les asesorara sobre los diferentes módulos que fueron colocados. Incluso M.P. comentó que llegó al sitio bajo engaños, pues le dijeron que el miércoles era el único día que podía recoger su credencial de INAPAM y en el evento, lo cual comprobó que no era cierto.
Además dijo que había gente de algunas comunidades que tendrían que regresar a terminar sus trámites, pues no todo se entregaba al momento. Hace falta considerar a esas personas, “para una es difícil venir y sola, no quiero imaginar a la gente de los poblados”.
Los adultos mayores de la Casa Hogar de los Abuelos fueron trasladados a su morada en un minibús; los demás se fueron como pudieron.
Portillo Navarro y Carranza Aguirre se retiraron en sus vehículos oficiales del domo, donde continuarán las atenciones hasta el 13 de agosto, de 08:00 a 14:00 horas.
