CANCÚN, QR.- La tradición de colocar regalos debajo del árbol de Navidad, una de las imágenes más emblemáticas de las festividades, tiene una historia que mezcla prácticas religiosas, costumbres familiares y elementos comerciales.
Aunque esta práctica se ha extendido a nivel mundial, sus raíces se encuentran en Europa, influenciadas por tradiciones religiosas y culturales que evolucionaron con el tiempo.
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El árbol de Navidad, inicialmente popularizado en Alemania en el siglo XVI, comenzó siendo decorado con frutas, dulces y velas. En esta época, el cristianismo jugó un papel central en el simbolismo de los regalos.
Los Reyes Magos, con su acto de entregar presentes al recién nacido Jesús, se consideran uno de los orígenes más antiguos de esta tradición. Además, la figura de San Nicolás, conocido por su generosidad hacia los niños, fortaleció la idea de intercambiar obsequios durante la Navidad.
De la decoración al intercambio de regalos
Con la expansión de la costumbre del árbol de Navidad a países como Inglaterra y Estados Unidos, durante el siglo XIX, las familias comenzaron a colocar obsequios a sus pies. En la época victoriana, los pequeños detalles se colgaban del árbol, mientras que los regalos más grandes, reservados para los niños, se disponían alrededor de su base. Este hábito se convirtió en una parte esencial de las festividades, especialmente con la llegada de la imagen moderna de Santa Claus, quien, según el folclor, era responsable de dejar los regalos durante la noche del 24 de diciembre.
Árbol de navidad y el consumismo
Durante el siglo XX, la tradición de los regalos bajo el árbol de Navidad fue impulsada por la comercialización de las festividades. Las campañas publicitarias no solo reforzaron la figura de Santa Claus, sino que también popularizaron la imagen del árbol decorado rodeado de obsequios. Esta estrategia comercial consolidó la práctica en los hogares de todo el mundo, especialmente en América del Norte.
Hoy, colocar regalos debajo del árbol de Navidad no solo es una tradición, sino también un símbolo de unión familiar y celebración. La costumbre, que combina influencias históricas, religiosas y comerciales, continúa adaptándose con el tiempo, pero mantiene su esencia: compartir y celebrar en compañía de los seres queridos.