CDMX.- Desde su regreso a México tras representar al país ante la Organización Mundial del Comercio en Ginebra, Rafael Marín Mollinedo ha asumido una de las tareas más complejas y estratégicas del gobierno federal: sanear las aduanas de México históricamente señaladas como uno de los focos más persistentes de corrupción.
En entrevista con el empresario y comunicador Gastón Alegre, Marín Mollinedo detalla los avances, obstáculos y reformas que ha impulsado desde su cargo como titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), en el marco de la continuidad de la Cuarta Transformación bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum Pardo.
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Aduanas de México: supervisión, decomisos y recaudación récord
Uno de los primeros golpes de Marín Mollinedo fue en la aduana de Pantaco, en la Ciudad de México, donde detectó irregularidades flagrantes: contenedores de perfumes que pagaban apenas 140 pesos de impuestos. “Era una burla”, afirma. La operación derivó en el decomiso de 50 contenedores y la remoción de funcionarios involucrados en prácticas ilícitas.
Desde entonces, se ha emprendido una revisión sistemática de las aduanas del país, con resultados tangibles: “Actualmente llevamos 200 mil millones de pesos más comparado con el mismo periodo del año pasado”, señala Marín, destacando que las aduanas contribuyen con más del 26 por ciento de los ingresos federales.
El combate al huachicol aduanal
Otro frente clave ha sido el combate al contrabando de combustibles. Marín Mollinedo relata cómo, con apoyo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la Marina, se detectaron y decomisaron buques que cruzaban ilegalmente gasolina por puertos y fronteras.
El impacto ha sido inmediato: empresas como Mobil, Exxon y Valero reportan un incremento del 40 por ciento en sus ventas, al desaparecer la competencia desleal del huachicol. “Ya no entra el combustible sin pagar impuestos”, afirma, subrayando que las investigaciones han resultado en órdenes de aprehensión contra funcionarios y empresarios involucrados.
Reforma a la Ley Aduanera: tensiones y negociaciones
Marín Mollinedo también encabeza la iniciativa de reforma a la Ley Aduanera, que ha generado inquietudes entre agentes de las aduanas de México. “Estamos en pláticas con ellos, se está negociando”, explica, reconociendo que algunos programas de fomento han sido mal utilizados para evadir impuestos, como el esquema de importación temporal para industrias de exportación. La reforma busca cerrar esos vacíos sin afectar la competitividad de sectores estratégicos como el automotriz, señala.
Honestidad como eje de gestión
A lo largo de la entrevista, Gastón Alegre destaca la diferencia entre la gestión de Marín Mollinedo y la de funcionarios de regímenes anteriores. “Pura mordida era lo que existía, hasta que llegaste tú y acabaste con eso”, le dice. Marín Mollinedo, sin triunfalismos, responde: “No se ha acabado, hay que ser sinceros, pero sí hemos avanzado bastante”. Su enfoque, dice, es de tiempo completo, con reuniones semanales con la presidenta Sheinbaum Pardo y una dedicación que lo mantiene prácticamente encerrado en su oficina.
De Tabasco a Ginebra, y de regreso
La trayectoria de Marín Mollinedo está marcada por su cercanía con Andrés Manuel López Obrador desde los años de lucha en Tabasco, su coordinación de campañas en la península de Yucatán, y su paso por la jefatura de gobierno capitalina.
En su etapa como embajador ante la OMC, promovió el turismo y el comercio mexicano en Europa, pero su regreso a las aduanas responde a un llamado de responsabilidad nacional. “Soy resultado de la Cuarta Transformación”, afirma.
Un funcionario que representa el cambio
La entrevista concluye con elogios de Gastón Alegre a la presidenta Sheinbaum Pardo y a Marín Mollinedo como ejemplo de servidores públicos comprometidos con el interés del pueblo. “Lo que necesitamos son funcionarios que realmente piensen como tú, que por encima del interés personal está el interés del pueblo”, dice. Marín Mollinedo, por su parte, reafirma su compromiso con la transformación del país desde una de sus trincheras más complejas: las aduanas de México.
