CANCÚN, QR.- La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) del Gobierno Federal, informó que Quintana Roo fue beneficiado con 7 millones 803 mil 700 pesos del programa para cultivo de miel de abeja, en los municipios de Bacalar, Othón P. Blanco, Felipe Carrillo Puerto, Tulum, José María Morelos y Lázaro Cárdenas, donde hay 1 mil 069 productores.
Sin embargo, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Bacalar, son los municipios de mayor producción con una participación del 77 por ciento del total del estado; de acuerdo con la Sader, Quintana Roo produce un poco más de tres mil toneladas de miel al año, la que principalmente es comercializada en Yucatán, que al mismo tiempo exporta a Europa, como principal mercado, sin que al estado le contabilice dicha producción.
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Al revelar la información sobre los apicultores apoyados por la Federación en 2024, la Sader detalla que en Felipe Carrillo Puerto los beneficiados fueron 437, con un monto de 3 millones 190 mil 100 pesos; en Bacalar, el apoyo fue para 220 apicultores, con un monto de un millón 606 mil pesos; en José María Morelos, el apoyo fue de un millón 547 mil 600 pesos, para 212 productores de miel. A 135 productores de Othón P. Blanco les entregaron 985 mil 500 pesos; en Lázaro Cárdenas, fueron beneficiados 43 productores con 313 mil 900 pesos; 21 apicultores de Tulum recibieron 153 mil 300 pesos en total y; en Solidaridad, un productor fue beneficiado con 7 mil 300 pesos.
La producción de miel en la entidad deja una derrama económica de 60 millones de pesos al año, por lo que se considera que más del 70 por ciento de esta actividad apícola en el estado de Quintana Roo se encuentra ubicada en áreas focales y de influencia del Corredor Biológico Mesoamericano.
El reto fundamental al que se enfrentan los productores de miel de abeja de Quintana Roo, es dar valor agregado al producto mediante la comercialización directa a los principales mercados de exportación europeo y árabes, primordialmente en Alemania y Arabia Saudita.
Las razones del por qué Quintana Roo no es una potencia en miel
En su análisis de Cadena de Valor, Fredy Ismael González Fonseca y Miguel Àngel Abraham Sánchez, enfatizan que “en el estado de Quintana Roo los productores carecen de profesionalización en el proceso de producción y comercialización de la miel y se detecta que el principal problema es el individualismo y la desconfianza”, por eso aún no es una potencia en la exportación de la miel.
Agregan que mientras no cambien la perspectiva, en Quintana Roo la apicultura seguirá como una actividad complementaria con otras de subsistencia familiar. El ingreso por la venta de la miel se destina a cubrir los gastos familiares inmediatos y pocas veces a incrementar el número de colmenas en posesión o a mejorar el proceso de producción y la calidad del producto.
“Es por lo anterior que una de las necesidades de la actividad es la actualización de las técnicas de producción y administración del proceso productivo para obtener la calidad de la miel requerida por el mercado, así como la necesidad de mejorar los sistemas de comercialización y diversificación de la actividad”, recomiendan los expertos.
Los desafíos de los apicultores locales
La producción apícola de la región se ha visto afectada por contingencias ambientales como la ocurrencia de huracanes, ciclones e inundaciones. La principal afectación y consecuencia de dichas contingencias, es la inestabilidad en las épocas de floración y la disminución de recursos nectarpoliniferos, pudiéndose encontrar retrasos en los inicios de las cosechas, baja o nula producción de néctar, o simplemente que los árboles no florezcan.
Además de la deforestación y los efectos climáticos, la apicultura de la región se ha visto afectada por diversos problemas como la aparición de la abeja africana, la presencia de agentes patógenos como el ácaro Varroa destructor y el pequeño escarabajo de la colmena, el llamado colapso de las abejas o afectaciones derivadas de la presencia de polen de organismos genéticamente modificados.
Existen diversas barreras que los apicultores enfrentan para acceder al mercado, entre ellas, la falta de capacitación, tecnología y orientación para caracterizar la miel, así como para cumplir con los requerimientos de inocuidad y calidad y obtener las certificaciones nacionales e internacionales.