CANCÚN, QR.- Briana es una pequeña con esa mirada que caracteriza a la infancia, con un brillo especial, sensible y al mismo tiempo fuerte, sin embargo, a su corta edad conoce la violencia sexual, física, verbal, psicológica y emocional y también sabe lo que es la impunidad, la revictimización y que las autoridades fallen.
La hoy adolescente se suma a las estadísticas que lidera México a nivel mundial, el país con más casos de abuso sexual de menores de edad; de éstos el 90 por ciento son contra niñas en el interior de su hogar o en su entorno familiar, es decir el lugar donde deberían sentirse seguras y protegidas.
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De cada mil casos de abuso sexual contra infantes, sólo 100 son denunciados y de esos, el 95 por ciento no están resueltos; sólo el 10 por ciento llega ante un juez y del 1 por ciento el victimario recibirá una sentencia por abuso sexual infantil, es decir, el 99 por ciento de las personas que cometieron el delito quedan impunes.
Briana y su historia…
Mi nombre es Briana y fui abusada sexualmente a los 10 años de edad por mi abuelo paterno, Ramón Peña Celis. Mi pesadilla inicia el 1 de agosto del 2019 y se extiende por casi tres años, hasta que tomé valor y decidí contárselo a una prima y ella a sus padres, sin embargo, no me creyeron; ellos se convirtieron en cómplices y yo entré en una depresión al grado de pensar en quitarme la vida.
Mis padres son separados. Yo vivo en Isla Mujeres con mi mamá y mi hermana, mi padre en Mérida y en cada vacación me iba con mi papá -al cual quiero mucho-, pero verlo a él significaba convivir con mi abuelo, con quien me dejaba para que me cuidara y quedarme con él significaba paralizarme de miedo.
Mi abuelo me pedía que me acostara con él en la hamaca, a veces cuando dormía llegaba y me quitaba la ropa, me tocaba todo mi cuerpo, me hacía sexo oral y me metía sus dedos y me pedía hacer cosas que no quería. Él decía que era mi culpa, que yo lo había provocado, que sí se me ocurría decir algo nadie me iba a creer y menos la familia.
Un día en el año 2021, tomé valor y le conté a mi prima todo lo que me hacía el abuelo, ella y yo casi somos de la misma edad. Se sorprendió mucho y le contó todo a sus padres para que ellos me ayudaran, pero sucedió todo lo contrario y le prohibieron a mi prima juntarse conmigo. Dicen que soy una mentirosa y nunca más volvieron hablar del tema, convirtiéndose en cómplices.
El relato de la hermana de Briana…
Yo veía acciones raras de mi hermana porque jugando, si la tocabas o le dabas un beso, se molestaba mucho y le preguntamos por qué ese cambio tan radical de la alegría al enojo, si estábamos jugando y decía que no pasaba nada.
Hasta que un día me topo con una libreta de Briana, en la que escribe, que se quiere morir y que pensaba en suicidarse, pero no dice qué le pasa, por lo que mi mamá decide llevarla al psicólogo y en la sexta sesión decide contar lo que vivió. Ese día la psicóloga pidió que fuera toda la familia y ahí estábamos, mi papá, mi mamá, Briana y yo.
Yo de inmediato le creí a Briana; en ese momento empecé a odiar al abuelo. Mi mamá cayó en un shock de ansiedad y mi padre no podía creer lo que su papá le había hecho a su nieta; en la familia de él nadie lo creyó y le dejaron de hablar a mi padre.
La denuncia de Briana…
El 10 de octubre del 2021 se abrió la carpeta de investigación en la Fiscalía General del Estado (FGE) en contra de José Ramón Peña Celis. Desde el inicio empezaron a presentarse inconsistencias, citaban a mi mamá y a mi hermana, para que dieran su testimonio y de la nada cancelaban la citas minutos antes, cambiaban las fechas y pensamos que era por tener un abogado de oficio.
Entonces mi mamá decidió contratar a un abogado y en diciembre del 2021 van juntos a solicitar la carpeta (de investigación) y se las niegan; después de mucho pelear la carpeta se las entregaron llena de inconsistencias, como que fueron citados a declarar el abuelo y una de sus hijas el 23 de octubre, pero sus testimonios tienen fecha del 20 de octubre.
Cuando el abogado lee la carpeta parecía que estaba en contra de mí y de mis padres, (decía) que mis padres tienen adicciones a drogas, que son descuidados y que yo soy una desviada sexual y que por esa razón, para llamar la atención, lo inventé.
De hecho, para desmentir lo que decían en sus testimonios el abuelo y su hija, mis padres se sometieron a pruebas de laboratorio para que verificaran que no consumían drogas, después el abogado logró iniciar con las audiencias y para la octava audiencia empezaron a cancelarle las citas, a darle vueltas.
Autoridades de Quintana Roo, involucradas
El 3 de febrero del presente año, la Fiscalía le informó que su caso no procedía porque denunció en Cancún y no en Isla Mujeres, por lo que ha estado investigando por qué todo está detenido y no pueden avanzar.
Les comentaron a Briana y a su familia que la fiscal Violeta Hernández presuntamente recibió un soborno económico, por parte del abogado del abuelo, quien es Roberto Arjona, quien está moviendo todo en la Fiscalía General del Estado y el responsable de dar los sobornos.
Mi mamá también ha invertido mucho dinero entre psicólogos, el abogado, copias, impresiones, miles de trámites, pasajes en barco, en taxi y lo más lamentable es que no pasa nada.
En la carpeta de investigación la denuncia es contra de José Ramón Peña Celis (abuelo), Roberto Peña García (hijo) y Claudia Marín Ávila (nuera), pues ellos lo sabían y no comentaron nada.
Amenazas por seguir hablando
A pesar de que la madre de Briana ha cambiado de número telefónico por las constantes amenazas e insultos que recibe de números desconocidos, aun no desiste, sigue luchando con Briana y su hermana; su padre no se ha involucrado, aunque afirma que está con ella. Solo sabemos que nadie de la familia de él, le dirige la palabra.
Hoy Briana tiene 14 años de edad y su recomendación para otras menores de edad como ella, es hablarlo, no guardar eso que les hace daño. Si en su corazón piensan que ese adulto les está haciendo daño, es porque así es y deben de armarse de valor y contárselo a la persona que más quieran, para que las ayuden a salir adelante.