CHETUMAL, QRoo.- Nadie lo detuvo, a pesar de caminar de manera tambaleante; el diputado subió a la Mesa Directiva para ocupar su curul aunque el equilibrio quería traicionarlo.
Se trataba de José Luis Guillén López, del partido Movimiento Auténtico Social (MAS), quien ocupó la curul del centro como presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano Sustentable y Asuntos Metropolitanos. La risa le ganaba. Estaba a punto de comenzar a perder su capital político y mediático ganado con algo trabajo.
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El legislador, amigo de Yeidkol Polenvsky, líder en Morena y sobrino de la pudiente Cecilia Loría Marín, había llegado al mismo tiempo con el diputado Fernando Chávez Zepeda al Congreso y se aprestaban a participar en la comparecencia de Gerardo Mora Vallejo, titular de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA).
Chávez Zepeda se ubicó en una curul abajo, mientras Guillén subió a la Mesa y se acomodó para dar inicio. Entonces comenzó la transmisión en vivo en la página del Congreso; su suerte estaba echada. Atrás iba a quedar su labor altruista, las donaciones de su dieta, el impulso a la “Ley Olimpia”, su propuesta de castración química a violadores, entre otras.
El legislador dio la bienvenida con breves palabras que alargaba al pronunciarlas y todo mundo se dio cuenta cuando saludó a los seguidores, incluidos “todas las personas extranjerassss que están en el territorio de Cancúnnnn”. Sorprendido volteó su tocayo, el diputado José Luis Toledo, quien no daba crédito al estado de Guillén.
No existe registro público de que algún legislador haya encabezado una reunión en estado inconveniente, al menos eso es lo que se cuenta en los pasillos del Congreso. Se sabe de muchos legisladores a quienes les gustaba acudir a restaurantes-bar, de vieja fama como el “Mar Caribe”, a tomar un “refrescante” o al “Bar Licos” a la hora de la comida por una botana.
Los más preocupados con la situación del legislador era el personal de Proceso Legislativo que son en su mayoría mujeres. Ellas se dieron cuenta, lo notaron y trataron de salvarlo: “Póngase el cubrebocas, para que disimule un poco”, le dijeron al oído. No contaban con que el micrófono del diputado estaba abierto.
El rostro de incredulidad y angustia del diputado José Luis Toledo, sentado al lado de Guillén era notorio. El titular de CAPA optó por ser tolerante, pero su molestia era inocultable.
El diputado de MAS quiso leer, pero no pudo: “Aviso de priviss….” Y mejor cerró su micrófono. Fue “Chanito” Toledo quien salió al rescate y leyó el aviso de privacidad. Mientras tanto Guillén trató de hacer charla con Gerardo Mora y para ello quiso mover su micrófono… pero a la primera no le atinó, al segundo intento lo logró. Se acercó a Mora, le habló al oído, se separaron, lo volvió a jalar del hombro y se volvió a acercar al grado de que su silla se hizo de lado y se levantó del suelo.
En ese momento subió su compañero, Fernando Chávez, quien le habló casi en la nuca con una recomendación. Segundos después, a Guillén le acercaron un café: “¿qué es eso?”, preguntó y el asistente le señaló que alguien se lo mandaba para que lo bebiera pronto.
El legislador tomó el sobre de azúcar, jugó intentando “pegarle” con él a Mora Vallejo, quien lo ignoró en absoluto; luego lo vació en el vaso, y sin cuchara, optó por usar el lápiz de la mesa como removedor. Bebió apenas unos sorbos, pero no dejaba de sonreír.
Con la lengua hecha trapo, el diputado presidente de la Comisión dio por iniciados los trabajos de la Comisión y al indicar la fecha, perdió el año… ”Chanito” Toledo, lo rescató de nuevo al soplarle “del dos mil veinte”, lo que repitió Guillén.
Fue cuando personal de Proceso Legislativo le pidió al oído que usara cubrebocas, a ver si así pasaba desapercibido su hablar torpe, pero él respondió: “¿qué cosa?”, para luego cerrar su micrófono. Mora Vallejo permanecía sin pestañear.
El mensaje de bienvenida de Guillén a Mora solo fue de 18 palabras y le dejó otra vez el turno a “Chanito”, quien leyó el siguiente punto del orden del día.
Ya para ese momento, Guillén sabía que no podría seguir sentado en esas condiciones. Tomó su vaso de cartón con café, su celular y abandonó su curul… también su capital político. “Chanito” Toledo, hábil y de palabra fácil, condujo los trabajos.
Un asistente de un tercer legislador abrazó a Guillén y lo condujo a la salida por una puerta lateral. Junto con tres personas más lo sacaron y acercaron a su vehículo, en donde lo esperaban para dejar el recinto legislativo.
“Asisto con muchas ganas de venir a rendir cuentas a esta soberanía… ”dijo Gerardo Mora a los diputados, solo que ya el presidente de la Comisión se había retirado, así sin más, sin procedimientos, sin justificaciones. El diputado Toledo, durante la exposición del titular de CAPA, optó por ocupar la curul vacía y asumir las funciones de presidente, sin votación de por medio, pero procurando salvar la comparecencia.
Fue Chávez Zepeda quien ocupó la curul del secretario, y más cuidadoso, procuró no hablar sino hasta que ya hubiese transcurrido la mayor parte de la comparecencia. Intervino en la sesión de preguntas, pero después de casi dos horas de la salida de Guillén del pleno.
Casi 24 horas más tarde, Guillén reapareció en redes sociales en donde aseguró tener “problemas de salud” y se comprometió a difundir el “parte médico”. Habrá que esperar a ver si la risa incontrolable, la falta de equilibrio y el habla lenta, son síntomas de alguna patología.