David Acosta | R360
Solo unas horas después de que se confirmara el primer caso del Coronavirus en Cancún el viernes 13 de marzo y que, pese a ello, el gobernador Carlos Joaquín González anunciara que no se tomarían medidas extremas en Quintana Roo, el Gobierno de México anunció el adelanto de las vacaciones escolares de Semana Santa en todo el país, como medida de prevención ante el avance en el número de contagios en el país.
Las estadísticas a las 19 horas del sábado 15 de marzo, aportadas por el Gobierno Federal señalan que en el país ya son 41 casos confirmados, 404 resultaron negativos y están en estudio 155 sospechosos. Mientras que en Quintana Roo, un caso confirmado, siete en estudio y 16 negativos, esto último, con datos de la Secretaría estatal de Salud.
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Pese a este panorama los encargados de tomar decisiones en el gabinete de Carlos Joaquín González una vez más no midieron bien el terreno y dejaron a su jefe en una posición incómoda, ante la decisión del Ejecutivo Federal, exponiéndolo ante el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tras la decisión tomada por el Ejecutivo Federal, con relación al calendario escolar, a Carlos Joaquín lo menos que se le puede criticar es su insensibilidad ante los quintanarroenses. Si bien la entidad es un destino turístico esto no se puede poner por encima de las necesidades de sus habitantes y menos poner en riesgo la salud; como dicen los médicos, se tiene que medir el costo-beneficio de las acciones y como en otras ocasiones, no se hizo.
Su obstinación de apuntalar el turismo por encima de esta emergencia nacional, cae por sí misma. Estados Unidos, el principal proveedor de turistas a los destinos turísticos de Quintana Roo, recomendó a sus connacionales no salir del país; los empresarios hoteleros ya empezaron a sentir la merma de visitantes y analizan un plan B. Las compañías de cruceros cancelaron el arribo de barcos al menos por un mes; caso crítico el del muelle de Mahahual, en el sur del estado, en donde ya tienen la lista de los primeros 400 empleados que serán despedidos.
Y esto solo es la punta del iceberg del problema al que se enfrentan los quintanarroenses con esta pandemia mundial, ya que al escuchar el discurso de Carlos Joaquín no queda más que preguntar si de verdad cree en el mensaje que envió en un video a los quintanarroenses. Habla de que en Quintana Roo se tienen especialistas capacitados en el caso del Covid-19. No obstante, la mayoría de los trabajadores de la salud saben de este virus lo que han leído en redes sociales.
La pregunta es: ¿Dónde se han capacitado? Hasta el momento la información más actualizada sobre el tema lo maneja China, Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La mayoría de los trabajadores de los Centros de Salud, de las Unidades Médicas Especiales (Unemes) y de los hospitales bajo el control del Gobierno del Estado, no cuentan ni siquiera con cubrebocas para el personal, ya no se diga del gel antibaterial y el abasto de medicamentos. Solo basta con darse una vuelta para comprobarlo.
Los trabajadores de la salud, que están diariamente en contacto con los pacientes que acuden a consultas médicas, desconocen el protocolo de atención y lo básico del tratamiento de este virus.
De la capacidad hospitalaria mejor ni hablar, en el caso del estado se cuenta con 12 hospitales, que según servirían como centros de internamiento para los pacientes que resulten afectados por este virus, de los cuales dos son privados. Al menos los públicos están saturados y no hay camas para más pacientes.
Por ello en los informes se puntualiza que mandan a los pacientes a su casa en cuarentena, en tanto se realizan los estudios en el laboratorio estatal, en donde por cierto no se ha informado la cantidad de reactivos con los que cuentan. Si China hubiese tomado esta medida, la situación sería todavía más catastrófica (de ahí que tuvo que construir un hospital en tiempo récord para el control de la enfermedad).
El discurso de Carlos Joaquín enviado a los quintanarroenses solo demuestra que no sabe qué medidas tomar y confirma que no se tiene la capacidad el su gobierno para hacer frente a una pandemia de este nivel. En el colmo de la incapacidad, el mandatario estatal hasta salió con un saludo, en el planetario Ka’Yok’ de Cancún, en el que involucró a su tío, Víctor Alcérreca Sánchez.
En Quintana Roo hasta la influenza sigue cobrando vidas, luego de más de una década de haber aparecido: cinco personas han muerto según registra la semana epidemiológica 40, del 2019 a la semana 11 del 2020.
También hay otro resbalón del área de comunicación de Carlos Joaquín González, comandada por Haidé Serrano Soto, de quien se dice ya no contesta ni mensajes ni llamadas de los jefes de prensa de las dependencias estatales, desde que fracasó su estrategia de convertirse en jefa directa de todos ellos. Las compras de pánico han iniciado por falta de información real y oportuna, y como siempre los platos rotos los pagarán los quintanarroenses.