El origen de los villancicos se remonta a composiciones populares que circularon en la Península Ibérica antes de asociarse con celebraciones religiosas. Aunque hoy se identifican con la Navidad, su aparición estuvo ligada a prácticas musicales del pueblo, con temas cotidianos y estructuras simples, que se difundieron en España y Portugal durante la Edad Media y el Renacimiento.
El término villancico deriva de “villa” y del latín villanus, en referencia a los habitantes de las villas medievales. Estas piezas eran cantadas por sectores populares y abordaban asuntos diversos, desde relatos de la vida rural hasta noticias o asuntos amorosos.
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En su forma inicial, el origen de los villancicos no estuvo ligado a una función litúrgica ni a un calendario festivo fijo, de acuerdo con Historia National Geographic en la edición del 18 de diciembre de 2023.
El origen de los villancicos y su consolidación musical
En el Renacimiento, el origen de los villancicos se consolidó como un género lírico popular junto con las cantigas y las jarchas mozárabes. Su difusión llevó a que compositores de la época musicalizaran estos textos, integrándolos a repertorios formales.
Autores como Juan del Encina, Mateo Flecha y Gaspar Fernandes participaron en la fijación musical de estas canciones, que comenzaron a recopilarse en cancioneros como el de Palacio o el de Upsala, según Historia National Geographic.

La variedad temática favoreció su circulación. Los estribillos podían referirse a hechos históricos, situaciones personales o episodios amorosos, lo que permitió que el género se adaptara a distintos contextos. Esta flexibilidad llamó la atención de la Iglesia, que identificó en el villancico un formato eficaz para transmitir contenidos religiosos al público.
De lo profano a lo religioso
El proceso de apropiación eclesiástica implicó la adaptación de letras profanas a contenidos sagrados, manteniendo melodías conocidas. Con el tiempo, esta práctica fue aceptada dentro de la liturgia y los villancicos comenzaron a interpretarse en celebraciones religiosas, en particular durante la Navidad. Entre los siglos XVII y XVIII, estas composiciones incorporaron coros, solistas y elementos escénicos, lo que amplió su alcance en templos y espacios públicos.
No obstante, algunos sectores religiosos cuestionaron esta evolución por considerar que desviaba la atención del acto devocional. Hacia finales del siglo XVIII, el género empezó a mezclarse con otras formas musicales, como la tonadilla, y más adelante con expresiones teatrales como la zarzuela.
Villancicos en México y otras regiones
Existen diversas versiones sobre el origen de los villancicos. Algunas fuentes atribuyen sus primeras composiciones al Marqués de Santillana, mientras que otras señalan a evangelizadores de los primeros siglos del cristianismo. En México, se considera a “Hoy nació el Redentor del mundo” como uno de los primeros villancicos interpretados, una pieza procedente de la España del siglo XV, de acuerdo con el Gobierno de México en la edición del 19 de diciembre de 2017.
Durante el periodo virreinal, autores españoles y novohispanos incorporaron el villancico a celebraciones religiosas. En el siglo XVII, Sor Juana Inés de la Cruz utilizó este formato para reflejar expresiones populares dentro del contexto litúrgico. Con el paso del tiempo, surgieron piezas que se difundieron en distintos países y lenguas, como “Noche de paz”, estrenado en 1818 en Austria, y otras composiciones de origen español, americano y europeo que permanecen en repertorios actuales.
En distintas regiones, estas canciones adoptaron nombres locales y se integraron a celebraciones propias, lo que muestra la expansión del género más allá de su lugar de origen. Así, el origen de los villancicos se explica como un proceso de transformación cultural que partió de cantos populares y derivó en una tradición asociada a la Navidad en diversos países.

