La guerra Irán-Israel tiene su origen en décadas de hostilidades derivadas principalmente del programa nuclear iraní y la influencia regional que ambos países buscan consolidar en Medio Oriente. Israel considera que el desarrollo nuclear de Irán representa una amenaza directa a su seguridad, mientras que Teherán acusa a Israel de agresiones y apoyo a sus enemigos en la región.
Esta tensión acumulada desembocó en la ofensiva aérea que Israel lanzó la madrugada del jueves 13 de junio sobre territorio iraní, con el objetivo de frenar la capacidad nuclear y militar iraní, marcando así una nueva etapa en este conflicto que eleva la tensión regional a niveles no vistos desde 2006.
Según el gobierno israelí, los objetivos incluyeron instalaciones nucleares en Natanz, Fordow y Parchin, además de bases militares en Isfahán y Kermanshah, como parte de la llamada “Operación León Ascendente”, que contó con más de 100 misiles de precisión. La acción buscó neutralizar capacidades nucleares del régimen iraní, de acuerdo con Excélsior en su edición del 13 de junio.

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Tensión regional se agrava por guerra Irán-Israel
La respuesta de Irán fue inmediata. En las horas siguientes, la Guardia Revolucionaria lanzó varias oleadas de drones Shahed y misiles contra territorio israelí, impactando zonas civiles y militares. Cinco proyectiles alcanzaron la región de Haifa, dejando al menos 14 heridos, dos de ellos en estado grave, de acuerdo con The Times of Israel y Excélsior en la edición del 13 de junio.
Además, Irán desplegó cuatro ataques aéreos más entre el jueves y el viernes, con saldos de una persona muerta y 34 heridos en Israel, según la investigación periodistica de Excélsior en la edición del 14 de junio. La televisión estatal iraní aseguró que durante estos ataques también se derribaron dos aviones de combate enemigos.
La operación israelí, en el marco de la guerra Irán-Israel, provocó la muerte de 78 personas en Irán, incluidos altos mandos de la Guardia Revolucionaria, científicos del programa nuclear y el jefe del Estado Mayor Militar Mohammad Bagheri. Israel también afirmó haber destruido docenas de sistemas de defensa aérea iraní y bases aéreas, particularmente en la región de Teherán.
Durante el bombardeo, que se repitió por la tarde del viernes 14, la Fuerza Aérea israelí atacó en dos fases la instalación de enriquecimiento de uranio en Natanz, considerada una de las más críticas del programa nuclear iraní. Según la inteligencia israelí, esa instalación alberga la mayor cantidad de centrifugadoras del país. Los ataques también incluyeron objetivos en zonas residenciales de Teherán, informó France 24.
La escalada militar ocurre en un contexto internacional marcado por el estancamiento de las negociaciones nucleares. Las conversaciones entre Irán y Estados Unidos para reactivar el acuerdo de 2015 estaban previstas para este fin de semana, pero fuentes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) indicaron que Irán ya había enriquecido uranio por encima del 60 por ciento, lo que disparó alarmas en Israel y agravó el escenario de la guerra Irán-Israel.
Este enriquecimiento se acerca al nivel necesario para desarrollar una bomba atómica, según el reporte de El Orden Mundial del 13 de junio.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que su gobierno no participó directamente en el ataque, aunque confirmó respaldo total a Israel en caso de represalias. El Pentágono había reforzado días antes su presencia en Medio Oriente con el portaaviones USS Carl Vinson y sistemas antimisiles, y el Departamento de Estado ordenó evacuar personal no esencial en varias embajadas del Golfo Pérsico, según Excélsior en la edición del 13 de junio.
Trump enfrenta presiones internas: mientras algunos sectores del Congreso estadounidense demandan una postura más firme hacia Irán, otros advierten del riesgo de que Estados Unidos se involucre en la guerra Irán-Israel y quede atrapado en un conflicto regional de largo alcance.
Desde Teherán, el presidente Masoud Pezeshkian calificó el ataque israelí como un crimen y prometió una respuesta que “hará arrepentirse al enemigo”, según France 24. Por su parte, el líder supremo Alí Jamenei advirtió que Israel enfrentará un destino “amargo y doloroso”. La televisión estatal iraní reportó que los ataques israelíes causaron más de 300 heridos en zonas civiles, además de las bajas militares.
Las consecuencias económicas de la guerra Irán-Israel ya se reflejan en los mercados. El precio del crudo Brent aumentó más del 12 por ciento y el oro alcanzó su máximo histórico. Ante este panorama, el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una sesión urgente para evaluar la situación, según El Orden Mundial.
Israel, por su parte, no ha descartado nuevos ataques. El Wall Street Journal citó fuentes del gobierno israelí que prevén extender la ofensiva durante al menos dos semanas, con el objetivo de debilitar completamente el programa nuclear iraní. El primer ministro Benjamin Netanyahu confirmó que continuarán golpeando “decenas de objetivos militares”.
Con múltiples frentes abiertos y sin señales de desescalada, la guerra Irán-Israel se perfila como una amenaza directa a la estabilidad regional.

