CDMX.- Estados Unidos reportó en 2024 una caída en las muertes por sobredosis de drogas, al registrar aproximadamente 80 mil fallecimientos, de acuerdo con datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Esta cifra representa una disminución del 27% respecto al año anterior, cuando se contabilizaron más de 110 mil decesos, y marca el nivel más bajo desde 2019. La reducción se dio principalmente en casos relacionados con el fentanilo, cuyas muertes pasaron de 76 mil en 2023 a 48 mil el año pasado.
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Según los reportes citados por Excélsior, El País y The Conversation, los CDC confirmaron que las muertes por sobredosis siguen siendo la causa principal de fallecimiento entre personas de 18 a 44 años en Estados Unidos, aunque se observaron disminuciones en casi todos los estados, excepto en Dakota del Sur y Nevada. Las regiones del este, particularmente Ohio y Virginia Occidental, mostraron las caídas más pronunciadas.
Entre las posibles razones de esta tendencia, especialistas consultados por The Conversation apuntan al cambio en los patrones de consumo. Se señala un mayor uso de xilazina como adulterante de drogas ilícitas, lo que permitiría reducir la cantidad de opioides necesarios para obtener el mismo efecto. Asimismo, se reporta un aumento en la administración inhalada de el fentanilo, en lugar de su consumo inyectado, como medida para evitar riesgos asociados con la combinación de opioides y sedantes no aprobados para uso humano.
Por otra parte, el Opioid Data Lab ha advertido que la reducción en muertes podría obedecer a una curva natural en el desarrollo de la crisis, donde disminuye la población vulnerable al avanzar la propagación de el fentanilo. También se han mencionado posibles impactos derivados de una supuesta estrategia interna del Cártel de Sinaloa para reducir temporalmente la oferta de la sustancia, con el fin de disminuir la presión de las autoridades estadounidenses.
El País destacó que medidas como la distribución gratuita de naloxona, antídoto para revertir los efectos de los opioides, podrían haber influido, aunque expertos advierten que aún no hay suficiente evidencia para establecer una relación directa entre estos programas y la disminución de decesos. De igual forma, los CDC han implementado acciones de prevención a nivel comunitario con base en datos locales, sin que se pueda atribuir con certeza su impacto definitivo en las cifras.
En el contexto político, la reducción fue atribuida por el expresidente Donald Trump a decisiones tomadas durante su primer mandato, como la declaración de emergencia nacional por opioides en 2017. Sin embargo, la administración de Joe Biden, responsable de aplicar políticas de reducción de daños y ampliar el acceso a tratamientos, fue la que implementó varias de las estrategias citadas por las autoridades de salud pública como factores en la caída de los decesos por el fentanilo.
The Conversation también advirtió que, pese a la disminución reportada entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, con aproximadamente 87 mil muertes frente a las 114 mil del periodo anterior, la cifra continúa siendo significativamente superior a la registrada una década atrás.
En comparación, en Europa, los esfuerzos se han enfocado en evitar la expansión de el fentanilo mediante controles estrictos. En España, por ejemplo, las autoridades implementaron en 2021 un sistema de visado para nuevas recetas de opioides de liberación inmediata y mantienen una vigilancia activa en puertos, según información del Informe Europeo sobre Drogas y el Plan Nacional de Drogas de 2019.
Estados Unidos, por el contrario, enfrenta críticas por la ausencia histórica de regulaciones similares, lo que facilitó el auge inicial de la crisis a finales de los años noventa. El país ha superado el millón de muertes por sobredosis en las últimas dos décadas, de acuerdo con datos recopilados por los CDC.
Qué es el fentanilo

El fentanilo es un opioide sintético que se utiliza con fines médicos en el tratamiento del dolor intenso y como anestésico. Su potencia analgésica es considerablemente mayor que la de otros opioides: se calcula que es unas 100 veces más fuerte que la morfina y 50 veces más que la heroína. Esta información ha sido difundida por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
Fuera del ámbito clínico, esta sustancia se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo en la actual crisis de drogas. En el mercado ilegal, es común encontrarlo distribuido en forma de pastillas, polvo o incluso en papel secante. También se ha detectado su presencia en productos falsificados que imitan medicamentos como la oxicodona.
El consumo puede ocurrir por diferentes vías: inhalado, fumado, ingerido en tabletas, absorbido por parches o inyectado. Con frecuencia, el fentanilo se mezcla con otras drogas, como la heroína, la cocaína o la metanfetamina, sin que el consumidor esté consciente de su presencia, lo que incrementa el riesgo de sobredosis.
Entre los efectos en el organismo se encuentran la sedación, la euforia, el alivio del dolor, la somnolencia y la confusión. También puede provocar mareos, náuseas, vómito, retención urinaria, contracción de las pupilas y depresión respiratoria.
En casos de sobredosis, los síntomas pueden incluir pérdida del conocimiento, reducción del tamaño de las pupilas, piel fría o húmeda, dificultad grave para respirar y, en casos extremos, el cese completo de la función respiratoria. La combinación de coma, pupilas contraídas y depresión respiratoria suele ser un indicador clínico de intoxicación por opioides, según reportes de la DEA.
En diversas regiones de América Latina, el fentanilo también circula bajo nombres coloquiales como China White, Tango, N-30, Heroína Blanca o simplemente El Fenta. En Estados Unidos, se le conoce en las calles con apelativos como Dance Fever, Goodfellas, King Ivory, Murder 8, He-Man, entre otros.

