El acoso escolar, también conocido como bullying, es una forma de violencia que se dirige hacia un estudiante en particular mediante agresiones físicas, verbales o psicológicas de manera repetida y con la intención de causar daño.
Este comportamiento puede manifestarse en la escuela, en espacios públicos o a través de plataformas digitales, generando efectos duraderos en las víctimas. En México, la prevalencia de acoso escolar es alta; datos de Bullying Sin Fronteras indican que siete de cada diez niños experimentan algún tipo de acoso diariamente, de acuerdo con UNIR México en la edición del 15 de abril.
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Estrategias para prevenir el acoso escolar en las aulas
Para prevenir el acoso escolar, especialistas coinciden en que la participación activa de familias, docentes y estudiantes es fundamental. Explicar a los niños qué es el acoso y cómo se manifiesta les permite identificar situaciones de riesgo y distinguir entre un incidente aislado y un patrón de comportamiento. La comunicación abierta y constante con los hijos es clave para detectar si son víctimas, testigos o incluso perpetradores de este tipo de violencia.
Entre las recomendaciones para enfrentar el acoso escolar destacan la vigilancia y la observación de cambios en el comportamiento de los estudiantes. Señales como moretones, pérdida repentina de amigos, bajo rendimiento académico, ansiedad, aislamiento social o problemas de sueño pueden indicar que un niño está siendo víctima de acoso, detalla Unicef.

El seguimiento de la actividad en línea es necesario para prevenir el ciberacoso, que puede afectar a los menores en cualquier momento y dejar huella permanente en Internet.
Fomentar la confianza en sí mismos y la participación en actividades grupales ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales y un sentido de pertenencia, reduciendo la vulnerabilidad frente al acoso escolar, de acuerdo con Unicef. También se recomienda enseñar a los estudiantes a actuar como ejemplos positivos: un testigo puede intervenir, ofrecer ayuda a la víctima o cuestionar la conducta del agresor, contribuyendo a crear un entorno más seguro.
Cómo enfrentar el acoso escolar en entornos digitales y físicos
Cuando un niño es víctima de acoso escolar, es esencial escucharlo con atención, tranquilizarlo y comunicarle que no es responsable de la situación. Los padres deben coordinarse con los docentes y la institución educativa para aplicar protocolos de prevención y respuesta, tanto en el entorno presencial como digital. Estas acciones ayudan a reducir los efectos emocionales y físicos de la violencia escolar, que incluyen depresión, ansiedad, estrés y dificultades académicas, detalla UNIR México.
Si un menor está acosando a otros, es importante identificar las causas detrás de su comportamiento. Los niños que ejercen acoso pueden estar reproduciendo dinámicas observadas en casa, buscando atención o lidiando con frustraciones. En estos casos, especialistas sugieren fomentar la comunicación, enseñar formas constructivas de enfrentar conflictos y hacer que el niño reconozca las consecuencias de sus acciones, promoviendo la reparación del daño y el respeto hacia los demás, según UNICEF.
La prevención del acoso escolar requiere medidas concretas dentro de la escuela. Entre ellas se incluyen establecer normas claras contra la violencia, capacitar a docentes y orientadores para detectar situaciones de riesgo, instruir a los alumnos sobre los diferentes tipos de agresión y promover actividades que fortalezcan la empatía y la cooperación.
Mantener un ambiente inclusivo y seguro es un paso clave para garantizar el derecho de todos los estudiantes a recibir educación sin violencia y proteger su bienestar integral.
En resumen, el acoso escolar es un problema complejo que afecta tanto a las víctimas como a los perpetradores y testigos. Su prevención y manejo requieren comunicación constante, vigilancia de señales de alerta, intervención oportuna y la colaboración de toda la comunidad educativa.

