CANCÚN, QR.- El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (Tdah) es una condición neurodesarrollamental que afecta principalmente a niños, aunque también puede diagnosticarse en adolescentes y adultos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, entre el 5 y el 7 % de los niños a nivel mundial presentan síntomas compatibles con este trastorno.
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Principales características del TDAH
El TDAH se identifica por tres grupos principales de síntomas:
- Déficit de atención: Dificultad para mantener la concentración, seguir instrucciones y completar tareas cotidianas.
- Hiperactividad: Movimiento constante, inquietud y dificultad para permanecer sentado durante periodos prolongados.
- Impulsividad: Actuar sin pensar en las consecuencias, interrumpir conversaciones o mostrar poca tolerancia a la espera.
Diagnóstico oportuno y preciso del Tdah
El diagnóstico debe ser realizado por un profesional de la salud, como un psicólogo o psiquiatra. Este proceso incluye entrevistas clínicas, cuestionarios y observaciones en diferentes contextos, como el hogar y la escuela. Un diagnóstico temprano facilita la implementación de estrategias adecuadas para manejar los síntomas.
Opciones de tratamiento
El tratamiento del Tdah es integral y puede incluir:
- Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual ayuda a desarrollar habilidades de organización y control de impulsos.
- Medicamentos: Los estimulantes, como el metilfenidato, son los más utilizados, aunque se pueden considerar opciones no estimulantes según cada caso.
- Estrategias educativas: Las adaptaciones en la escuela, como dividir tareas en partes pequeñas o permitir descansos frecuentes, resultan efectivas.
- Apoyo familiar: Implementar rutinas claras y reforzar conductas positivas promueve un entorno estructurado.
Recomendaciones caseras para complementar el tratamiento
Si bien el manejo del Tdah requiere atención profesional, las siguientes recomendaciones pueden ser útiles para complementar el tratamiento médico y psicológico:
- Establecer rutinas claras: Crear un horario fijo para actividades cotidianas, como tareas escolares, comidas y tiempo de descanso, ayuda a reducir la ansiedad y mejorar el enfoque.
- Organización visual: Utilizar cuadros, calendarios o listas para desglosar las actividades diarias. Este método visual puede ayudar al afectado a recordar y priorizar tareas.
- Actividades físicas: Promover el ejercicio regular, como deportes o caminatas, contribuye a liberar energía y mejora la capacidad de concentración.
- Ambiente libre de distracciones: Crear un espacio tranquilo y ordenado para estudiar o realizar actividades que requieran atención.
- Alimentación equilibrada: Mantener una dieta rica en frutas, vegetales, proteínas y granos enteros, evitando alimentos con exceso de azúcar o aditivos, puede influir positivamente en la conducta.
Es importante recordar que estas recomendaciones son complementarias y no sustituyen la intervención profesional. Consultar a un especialista es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados, así como para personalizar las estrategias según las necesidades individuales.