La seguridad es un tema que ningún candidato a la presidencia municipal ha querido tocar de fondo en sus campañas electorales, pese a que es el principal problema en Quintana Roo.
En el estado de acuerdo con el último Informe de Incidencia Delictiva del Fuero Común, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), correspondiente al mes de marzo de 2024, se registraron un total de cuatro mil 662 delitos, que significa 13.7 por ciento de incremento comparado con el mes de marzo.
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El porcentaje de aumento es el más alto del país, que ni siquiera estados como Sinaloa, Baja California, Guerrero o Tamaulipas tienen y eso que son considerados como algunos de los estados más conflictivos del país, en términos de delincuencia.
El homicidio doloso derivado de las actividades delincuenciales en Quintana Roo es uno de los rubros que no solo se ha mantenido, sino que va en crecimiento. Las cifras del organismo federal establecen que en marzo se perpetraron 69, lo cual refleja un 43.8 por ciento de aumento con relación al mes de febrero.
En el primer trimestre del año también ya suman más de tres mil 122 robos, 651 delitos de narcomenudeo, 44 extorsiones, 42 casos de trata de personas, tres secuestros y un feminicidio.
En el estado ya se renovó la ley de seguridad, se cuenta con más de 600 patrullas, un helicóptero y hay un proceso de contratación paulatino de personal policiaco, al cual se le ha proporcionado un significativo aumento salarial. También se tiene el apoyo de la Guardia Nacional, el Ejercito Mexicano y la Secretaría de Marina.
Ya son más de 18 meses de la administración estatal y más de dos años y medio de los gobiernos municipales, pero el problema de inseguridad parece interminable.
Solo se observan algunos “golpes” aislados a la delincuencia que maximizan y que pretenden vender a la sociedad quintanarroense, principalmente en las “mañaneras” de la Mesa de Seguridad de los lunes, que por el momento están suspendidas por el periodo de campañas políticas.
La situación se agrava si se considera que, en el presente proceso electoral, los candidatos a presidentes municipales no han presentado ninguna propuesta concreta para resolver o por lo menos contrarrestar los índices delictivos. Mencionar “vamos a reforzar la seguridad” o “devolveremos la seguridad a las familias”, no son siquiera planeamientos serios.
Se requiere un plan estratégico y que se pueda aterrizar, fantasías, utopías o incoherencias y peor aún promesas, han casado a los quintanarroenses. La ciudadanía quiere escuchar el cómo, no solo el qué.
Las nuevas autoridades municipales deben de dejar de depender al 100 por ciento del Gobierno del Estado en el tema de la seguridad y asumir la obligación de buscar esquemas propios e independientes, incluidos recursos. Porque están como los cangrejos en una cubeta, jalando a la administración estatal.
Hasta el momento solo Germán González, candidato a la presidencia municipal de Othón P. Blanco por la coalición “Fuerza y Corazón por Quintana Roo”, ha informado que la próxima semana presentará un plan integral para su gobierno, en caso de ser favorecido con el voto, que incluye como uno de los ejes principal la seguridad.
Lo anterior pese a que hay candidatos y candidatas que van por la reelección, son los que menos se atreven a tocar el tema.
A nivel estatal, ya es hora de valorar la permanencia de Julio César Gómez Torres al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). En el plano municipal, de los titulares de Seguridad Pública.
En el mismo caso el impuesto Raciel López Salazar, quien no ha podido desahogar los cientos de miles de expedientes en la Fiscalía General del Estado (FGE), parte fundamental para detener y consignar a los delincuentes.
Seguridad y Payo Obispo
El sur del estado y en específico Chetumal, no escapa de la inseguridad y se ha vuelto presa de la delincuencia organizada. En menos de una semana tres muertos y dos lesionados, en dos hechos diferentes.
El primero ocurrió en el fraccionamiento Américas II, el fin de semana pasado, en donde dos personas fueron asesinadas dentro de su domicilio y una más resultó herida. Los responsables huyeron.
El segundo caso, se trató de un ataque en a un policía municipal y su hijo en el fraccionamiento Flamingos IV. Ambos recibieron impactos de bala, pero fue el menor quien murió.
Después del segundo hecho se registró un presunto enfrentamiento armado, en una colonia aledaña, entre grupos delictivos. La FGE detuvo a varias personas y asegura que están relacionados con varios homicidios, incluido el del fraccionamiento Flamingos. Además que durante su detención hubo aseguramiento de armas y droga, pero no mostraron fotografías de ello, solo de los presuntos responsables. Extraño, pues siempre lo presumen. Aunque no sería la primera vez que utilicen chivos expiatorios.