César Muñoz | R360
A tres años del Gobierno del Cambio en Quintana Roo, abanderado por el PAN y el PRD, la relación con los medios de comunicación no ha cambiado respecto de los usos y costumbres de las anteriores administraciones: Los medios tradicionales siguen dominando en el presupuesto que se asigna por convenios, cuyo criterio para determinar los montos sigue siendo discrecional.
Cuando recién comenzó la administración de Carlos Joaquín González, y una vez hecho un ajuste en la vocería, el responsable tuvo la intención de asignar el presupuesto de acuerdo a tiraje y rating, en el caso de medios tradicionales, y visitas e interacción, en el caso de los digitales, que incluía una política de no injerencia en las líneas editoriales de las compañías y medios independientes. Se trataba de una propuesta valiente, honesta y diferente, sí, aunque con riesgos para un sistema que con mínimo esfuerzo, la echó abajo poco después.
La injerencia del Ejecutivo y los intereses del entonces Secretario de Finanzas y Planeación, Juan Vergara, como dueño de medios de comunicación, fueron determinantes para anular el cambio.
El Ejecutivo demostró tener la piel muy sensible, en cuanto al tratamiento de la información que dieron determinados medios al cambio del Fiscal, ante la renuncia de Arturo Álvarez Escalera, vinculado al borgismo, y su visible apoyo a la abogada Lilí Campos, hoy diputada local, para quedar al frente de la Fiscalía, que no prosperó.
Sobrevino después un cambio en la vocería del Estado, y la intención democratizadora del presupuesto de medios, así como la independencia de líneas editoriales, se circunscribió a transparentar los presupuestos, en una página que refleja la “inversión” en los medios tradicionales, muy superior a la de los medios digitales, sin más criterio que el discrecional.
El tema de la seguridad, con la guerra del narcotráfico para ganar zonas de distribución y venta de narcóticos, incrementó el número de muertes, mismas que el Ejecutivo vio como un imperativo controlar en los medios. Fue así como se redactó en el convenio gubernamental un clausulado por el que se obligaba a las empresas de comunicación a no manejar en titulares de primeras planas ni en sitios web y redes sociales, las marcas Cancún, Cozumel y Playa del Carmen, asociadas con la violencia, y a cambio “sugería” el uso de Benito Juárez y Solidaridad.
Este clausulado lo dio a conocer el jefe del Ejecutivo en una reunión que tuvo con los dueños y directores de medios de Quintana Roo. De ahí nacería una alianza entre cuatro periódicos, que excluiría al diario Por Esto!, para proteger intereses propios y de grupo, de manera conjunta, aun cuando sus líneas editoriales fueran diametralmente opuestas.
Los medios tradicionales en Quintana Roo, no han sido ajenos a la aguda crisis que afecta al sector desde ya hace por lo menos una década. La caída de los presupuestos publicitarios, principal recurso para su operación, cada año ha venido a la baja. Basta con hojear los diarios en una semana o escuchar y ver estaciones de radio y televisión, para darse cuenta de la dramática disminución de la inversión privada. Con honrosas excepciones, son contados los medios, en especial de radiodifusión, que han apostado en sus medios digitales a la diversificación de contenidos para atraer a los anunciantes.
De ahí que el convenio gubernamental se haya convertido para la mayoría de medios, en su principal ingreso, y eso el gobierno estatal lo sabe, así que aprovecha su condición de financiador principal, para imponer su criterio en las líneas editoriales de los medios, ante determinada información que considera le afecta en la percepción del ciudadano.
En tres años, el Gobierno de Cambio ha tenido y tuvo la oportunidad de generar una verdadera transformación, basada en la austeridad republicana, pero la ha desperdiciado, y en su lugar, además de auspiciar relaciones tóxicas para la libertad de expresión, mantiene viejas prácticas, entre las que se asoma la persecución velada de periodistas en distintas formas.
Faltan tres años para que culmine la administración en la que muchos vimos una oportunidad de transformación. El gobierno debe reconocer que hacer las cosas del mismo modo produce el mismo resultado, y las distintas encuestas nacionales confirman que las cosas no van bien. Si la inversión en medios es para difundir el trabajo que se traduce en resultados, entonces algo no está funcionando entres sus colaboradores ni en la estrategia que plantean. Es entonces momento de hacer ajustes al equipo.