El actual vocebrio del Gobierno del Cambio que no cambió, Charlie O, es otro compromiso, otra factura que el gober Carlitros Joker le debe pagar a los panuchos que lo arroparon con la candidatura, junto al extinto sol azteca, para que llegara a ser el mandamás de Quintana Roo. Pero a diferencia de otros consentidos azules del gabinetazo, Charlie O tiene talento para generar billullo y ahora va tras del poder que da un cargo de elección popular.
Ya fracasó una vez, como candigato a diputado local, y ahora quiere regresar a disputarle a Marita la Presidencia Municipal de Bomberito Juárez, o al menos para allá apunta la encuesta masiva por teléfono de esta semana, pagada por sus cuates empresarios, para que los cancunenses lo conozcan.
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No basta con el Sistema Quintanarroense de Incomunicación Social, desde cuya señal replicada en redes sociales, apoya a Carlitros Joker en su programa del jueves, en el que como el aplaca niños con el ya viene el coco, así está con el semáforo epidemiológico: que “ya mero”, que “ya estamos así de nadita” de pasar al amarillo… ¡pero seguimos en naranja!, la telenovela, convertida ahora en episodio de Netflix, seguirá hasta que la vacuna nos ampare.
Sí, no basta el foro de Carlitros Joker; Charlie O necesita el cuadro de la señal pública, aunque sea sólo para repetir lo que su jefe ya ha dicho, con la intención de que su imagen se empiece a mantener en el inconsciente colectivo y lo conozca la perrada electoral, y para sus conferencias con la prensa cuata.
Charlie O ya se siente que es el que puede recuperar la joya dorada de los municipios de Quintana Roo, y ahora no sólo tiene su lana, como empresario, de la cual invertirá casi nada o nada, para participar en los comicios de 2021.
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Su estrategia parte desde el escritorio del otro Charlie, del que ya tuvo el placer de ser alcalde temporal en Bomberito Juárez, y con quien Charle O es socio de una chelería que fabrica la cheve Tulum. Desde ahí se articula, con recursos públicos acomodados en un convenio publicitario, el lanzamiento al ruedo electoral.
La vocería seguirá siendo solo el trampolín, uno muy caro, por cierto, de advenedizos o comúnmente conocidos como trepadores sociales, una falta de respeto a los quintanarroenses que fueron encantados por un príncipe que se ha convertido en sapo. El Gobierno del Cambio y todo lo que representa, el símbolo de la improvisación y del capricho y de la ocurrencia.
Porque, ¿a poco no fue una ocurrencia poner en la vocería a un inexperto?, que de comunicación sabrá lo que la tía Pancha sabe de astronomía.
Ya se aproxima el Cuarto Informe de Gobierno -de un gobierno de cuarta- y veremos la capacidad, el expertise de una muy gorda Coordinación General de Comunicación, que le heredó la ahora ex vocera haidecita. Gorda -no, Haidecita, seguimos hablando de la Coordinación- porque de pura nómina se lleva el millón de pesos mensuales esa área gubernamental, que incluye el salario de Charlie O y que gana más que nuestro Presidente Cabecita de Algodón.
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Ya se aprestan los medios a cobrar su tajada en las campañas electorales, y si es como la del 2018, que Carlitros Joker apoyó con presupuesto público vía convenio hasta a candidatas del RIP, como la Candelaria Abuso Achach, tons no habrá problema que le meta varo a la campaña de Charlie O, quien ya se ve sentado en la silla del Palacio Municipal en Cancún… -eso, sí Morena y Mara lo permiten, claro está-