El reciente bloqueo de “trabajadores” de la empresa Inteligencia México al relleno sanitario, la embestida de personeros de Carlos Canabal y el litigio de la concesionaria que reiteradamente ha incumplido con el contrato, tienen un claro tinte político y económico, para debilitar la imagen y por consecuencia el camino de la reelección de la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama.
El problema de la basura no es de hoy, es añejo, con una serie de conflictos que datan desde el trienio del finado Francisco Alor Quezada, pasando por la peor crisis que recuerde Cancún, con Greg Sánchez, hasta la solución parcial con la creación de una paramunicipal en tiempos de Julián Ricalde, y con un periodo gris que benefició a los empresarios cuates de los alcaldes Paul Carrillo y Remberto Estrada. En todos, el tema ha sido aprovechado por los opositores en turno.
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Con Francisco Alor, no hay cancunense que no recuerde el enfrentamiento entre colonos y policías, en las afueras de viejo relleno sanitario que ya estaba desbordado y debía cerrarse. En 2005, la ciudad generaba 750 toneladas diarias de basura; la administración de Mara Lezama enfrenta la generación de mil 1400 toneladas, casi el doble en 15 años.
La peor contingencia ambiental por la basura se vivió en el periodo de Greg Sánchez (2008-2011), cuando la empresa concesionaria, Domos, operaba sólo con 15 unidades de las 60 que tenían que funcionar para recoger 800 toneladas diarias. Esa misma empresa, con el Ayuntamiento, manejaba también el relleno sanitario.
Con Julián Ricalde, se cerró el relleno sanitario de Villas Otoch y se creó Solución Integral de Residuos Sólidos (Siresol), pero eso no fue suficiente para que al final de su trienio, en 2013, Cancún tuviera problemas con las cuatro empresas concesionarias, entre ellas Setasa, la cual se quejó del retraso de pagos que aun cuando el tesorero de ese entonces, Joel Sauri, aseguraba que el dinero había sido enviado a la paramunicipal administrada por Wilberth Esquivel, este declaraba entonces que los recursos eran insuficientes.
En el trienio de Paul Carrillo, aunque el alcalde presumía de una cobertura del cien por ciento, lo cierto es que siempre hubo rezago, incluso el gobernador Roberto Borge contribuyó con el desorden, con su populista programa “Basura por Alimentos”, por el que se evitaba pagar a Siresol la disposición de los desechos recaudados en el “Mercado del Bienestar”.
En el 2017, durante el gobierno de Remberto Estrada, la empresa Inteligencia México quedó como la encargada de la recoja de basura, tras la terminación de contratos con esa compañía y con Ruga, la otra concesionaria. Un litigio permitió que Inteligencia México se quedara como la única concesionaria y aun así, Cancún tuvo rezago en la recolección de basura.
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En más de tres años, la empresa de Carlos Canabal ha presentado un servicio muy deficiente con incumplimientos en su contrato, pero la administración de Mara Lezama decidió, con los regidores, retirarle temporalmente la concesión y contratar a Red Ambiental para tratar de abatir el rezago que, hasta la fecha, se desconoce su cálculo en toneladas.
Canabal, como lo hizo en la administración pasada, decidió litigar el contrato y volvió a sacar sus 20 camiones con los que había operado la recolecta de basura desde hacía más de tres años, por un supuesto amparo del que no ha sido notificado el Ayuntamiento.
La historia de Inteligencia México con sus trabajadores ha sido la misma que con otras empresas de Canabal: ausencia de prestaciones de ley y despidos injustificados.
Ahora, en la antesala de la reelección por la que seguramente optará Mara, en su camino a la gubernatura, Carlos Canabal usa un añejo problema generado por su empresa para confundir a la opinión pública y provocar una imagen negativa de la alcaldesa.
Sus personeros, en medios de información, usan el problema, con una clara intención de obstaculizar el camino a la reelección. Hacen ver que la basura en las calles es por el rezago, y no dicen toda la verdad: que la nueva concesionaria, con un plan para pasar por la basura por días y horas determinadas, no termina de vencer la costumbre de que los cancunenses saquen su basura a la calle todos los días y a todas horas.
En el problema de la basura, el incumplimiento de la concesionaria Inteligencia México suma, al igual que el comportamiento de la población, que desde casa con separar y lavar envases, tendría menos probabilidad de contribuir con la enorme generación de basura, porque el problema de los desechos es de todos, no de un gobierno en específico.
Ahí está la memoria de las administraciones pasadas, que todas, por igual, han tenido una o varias crisis en el tema, y a pesar de la creación del Reciclatón, no es suficiente para generar una cultura de conciencia en la sociedad de Benito Juárez. Aquí, el problema es de educación, independientemente del presunto “negocio gubernamental” que opinadores despistados creen ver sin una mínima prueba de comprobación.
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Así como se puso un freno al problema de las bolsas de plástico en Cancún, se requiere un gran proyecto que incluya a sociedad civil y gobierno, con sendos programas de cultura de reciclado que encabece la parte oficial, con presupuestos claros para su difusión y organización. En Europa hay grandes ejemplos que con voluntad política se podrían implementar en el destino turístico más importante de México.
