La lenta agonía de la sabana de Chetumal

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David Acosta | R360

CHETUMAL, QRoo.- El hogar de la mojarra, la pinta, lagartos, aves y otras especies hoy está en agonía. Por segunda ocasión en el año, la “sabana de Chetumal” que comprende cerca de cien  hectáreas luce desolada y semidesierta, sin que hasta el momento ninguna autoridad se haya interesado por estudiar el motivo.

La zona en cuestión se encuentra ubicada casi a la salida de Chetumal, dividida por la avenida Insurgentes y a unos cuantos metros de las instalaciones de la Feria de la Frontera Sur “Expofer”. Es un espacio de biodiversidad que en los últimos años ha servido no solamente de hábitat de diferentes especies de animales, sino de esparcimiento, subsistencia y sustento económico para familias capitalinas.

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Esta área de humedales bautizada como “sabana de Chetumal” amaneció el pasado miércoles sin agua, lo que generó sorpresa ya que apenas el 20 de mayo pasado ocurrió lo mismo.

La preocupación parece ser solo de la sociedad civil, que no se cansa de comentarlo en redes sociales, pues el sitio es utilizado para pasar un rato agradable con la familia con una caña de pescar, especialmente los fines de semana. Incluso en ocasiones con redes y kayaks, en las partes más profundas que alcanzan hasta los tres metros.

Otros ven en esa área una oportunidad para llevar el alimento a sus familias y hay quien aprovecha para pescar lo suficiente y poner a la venta las especies de peces que ahí se pueden obtener como la mojarra y la pinta, que la gente local prepara generalmente fritas.

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Ya no están las aves propias de los humedales como los patos, las garzas, gavilanes y loros. Tampoco los reptiles ni anfibios, ni que decir de pequeños mamíferos y especies de insectos, así como microorganismos, que formaban parte de la biodiversidad.

Lo que sí hay es una evidente sequía, el suelo de lo que en algún momento fue el fondo marino luce visiblemente cuarteado en un lado de la avenida Insurgentes y por el otro, espejos de agua a punto de extinguirse.

Las pocas plantas que estaban en el interior del agua, incluido el mangle, empiezan a ponerse amarillas, señal de que están desfalleciendo por falta de líquido.

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En algunos puntos se observan pasos recientes de alguna o algunas personas que posiblemente intentaron ingresar, tal y como ocurrió con Carlos, Samantha y el niño Carlos, integrantes de la familia Campos, quienes antes de viajar en motocicleta a Bacalar, observaron la sequía en el humedal y bajaron asombrados a ver lo que hasta hace unos días era un paisaje natural y ecológico.

Hasta el momento ninguna autoridad se ha pronunciado al respecto de estos fenómenos “naturales” que afectan a los humedales. La ciudadanía supone que se trata  de la ola de calor que alcanza hasta los 38 grados.

Sin embargo en los alrededores, el desarrollo urbano también es un factor que ha sido cuestionado, como el Residencial Marsella, construido a unos metros, o la polémica llantera edificada en las cercanías, la cual fue señalada por presuntamente rellenar la zona de mangle que también forma parte de los humedales.  Además de algunos asentamientos irregulares como la colonia Antorchista.

Al descubrirse el fondo de los humedales surgieron botellas de vidrio, plásticos y hasta platos de cerámica. Una mayor cantidad de residuos sólidos en las orillas de las banquetas que son utilizadas comúnmente para practicar ejercicio por las mañanas y tardes.

La gente de la capital tiene la esperanza que las lluvias o los escurrimientos de las corrientes subterráneas regresen a la “normalidad” la zona, que cada vez que pierde el agua aumenta su deterioro ambiental.

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Staff
El editor que cura contenidos para Ruptura 360, provenientes de comunicados oficiales o del monitoreo de medios. Tiene experiencia en periodismo y no es una persona, sino varias personas que asumen que los contenidos que curan no son de su autoría.

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