David Acosta | R360
CHETUMAL, QRoo.- María Fernanda es una joven de 18 años que padece parálisis cerebral; estudia y acude a clases de natación. Ella es una de los 20 pacientes que actualmente toma tratamiento de equinoterapia en las instalaciones del Zoológico Payo Obispo de esta ciudad.
Aurora del Carmen Barragán Ortiz, madre de María Fernanda, dice que la terapia con caballos le ha sido de gran utilidad a su hija, por eso acude puntualmente a sus sesiones todos los martes y viernes.
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Gracias a ello ha logrado contrarrestar la contractura en el cuello, controla mejor la cabeza y tiene un poco más de tronco (fuerza muscular) y por supuesto, está mejor anímicamente.
Los tratamientos le han ayudado a tener una mejor calidad de vida, ya que de acuerdo con la madre, la parálisis cerebral es estar en un cuerpo que no responde. Las sesiones le han servido para tener mejor y mayor movimiento, así como a socializar.
María Fernanda se relaja, descansa y hasta duerme mejor los días que acude a sus terapias, ello no solamente le ayuda en su recuperación, sino en ser feliz. Felicidad que también contagia a la familia.
La joven de 18 años también acude a la escuela especial Hellen Keller, de lunes a viernes y estudia la secundaria, con lo cual desarrolla el aprendizaje y hasta ahora utiliza hasta su computadora, además de ir a sus clases de natación.
Su madre recomienda a todas las familias que tengan un hijo con discapacidad, que lo lleven a todas las terapias posibles: “el secreto de una calidad de vida es integrar a los hijos a todas las actividades y que tenga una vida lo más normal posible”.
Beneficios de la equinoterapia
Grecia Pacheco, terapeuta físico del programa de equinoterapia, señala que todos tienen un beneficio con esta de terapia, pero el grado depende de la patología de los pacientes.
La equinoterapia es un tratamiento complementario, que puede lograr hasta un 70 por ciento de recuperación en los pacientes si es integral, es decir apoyado con otros métodos de ayuda, y a tiempo. Añadió que el cerebro se recupera más rápido en la edad de 0 a 6 años, por algo que técnicamente se conoce como plasticidad cerebral, por ello es que mientras más temprana sea la edad del paciente, hay posibilidades de mejores resultados.
Uno de los beneficios del tratamiento con caballos es que el andar de sus patas delanteras son muy similares a las de un humano; los pacientes instintivamente reproducen ese caminar y les ayuda a desbloquear complicaciones cerebrales.
Además, la temperatura del caballo, de 38 grados, beneficia en la relajación muscular y ello favorece la capacidad motriz. Mientras que el trato con los equinos abona a la parte sensorial y a la socialización.
“Los niños están pegados únicamente a los papás, pero desde que se alejan de ellos ya es un avance. Incluso aunque no se suban al caballo”, aseguró la fisioterapeuta.
También en la parte motriz hay diferencia a veces llegan con espasticidad, es decir contraídos y se van relajados, incluso para sentarlos en sillas de ruedas sus papás ya los pueden manejar mejor.
Para evitar cansancio y para que la recuperación sea positiva a los niños y jóvenes se les da terapia dos veces a la semana, en sesiones de 30 minutos. Además se evalúa el avance de los pacientes cada dos meses.
El programa y su operación
Por su parte, Alejandro Antonio Martínez Rendón, encargado del Programa de Terapia Asistida con Equinos, informó que desde mayo de 2019 iniciaron con la operación de lo que próximamente será un centro certificado, que depende del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del municipio de Othón P. Blanco.
Actualmente se atienden a 20 niños y jóvenes con discapacidad física, parálisis cerebral, trastornos genéticos, síndrome de down, discapacidad psicológica, autismo, déficit de atención e hiperactividad.
En el programa trabajan 10 personas entre psicólogos, licenciados en terapia física; se cuenta con apoyo médico a través del Centro de Rehabilitación Infantil de Quintana Roo (CRIQ), además de veterinarios y cabestreadores.
Todo el personal fue capacitado por la Red Nacional de Terapia Física con Equinos y se está en un proceso de certificación a través de la Secretaría de Educación Pública.
Las terapias se realizan en el Zoológico Payo Obispo, en un área contigua a la zona de granjas que fue adaptada para el programa, incluso se construyó una rampa para que los pacientes puedan subir con mayor facilidad al caballo, con la ayuda del personal capacitado.
Chamaco y Duvalina, un macho capón y una yegua, ambos criollos, son pieza fundamental de este programa, pues de igual forma fueron entrenados y reciben una atención de primera, tanto médica como de alimentación. Son los únicos equinos con los que se trabaja y están en calidad de préstamo por parte de personas que creen en el proyecto.
No cualquier caballo puede servir para equinoterapia, tiene que ser un animal dócil y con el temperamento adecuado para transmitir las sensaciones o la ayuda que el paciente requiere para su recuperación. No es un requisito la raza pura, pero sí tienen que ser minuciosamente seleccionados y entrenados.
De acuerdo con Martínez Rendón, hay una lista de espera de cerca de 20 pacientes, sin embargo no hay capacidad para atenderlos. Se requiere de otros dos caballos por lo menos para satisfacer la demanda, pero se trabaja en el proyecto de ampliación, porque también asociaciones de jubilados y de Parkinson se han acercado por el interés de recibir terapias.
Aunque el programa ya está operando, se espera que en aproximadamente dos meses se inaugure formalmente como Centro de Terapia Asistida con Equinos, pues ya incluso se modificó el Reglamento Interno del DIF municipal para que el programa funja como una coordinación.