La empresa estadounidense The Dolphin Company (TDC), operadora de parques acuáticos en varios países, se acogió al Capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos e inició un proceso de liquidación parcial que incluye la venta de aproximadamente 2 mil 400 animales marinos, entre ellos delfines, leones marinos y pingüinos, como parte de una estrategia de reestructuración dictada por acreedores financieros, de acuerdo con Planeta en la edición del 9 de julio.
La operación está sujeta a la aprobación del tribunal de quiebras y considera también la venta de activos inmobiliarios. Voceros de los interventores judiciales indicaron que el deterioro operativo de los parques acuáticos, particularmente en Gulf World, Florida, se atribuye a la gestión anterior.
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The Dolphin Company vende animales usados en parques acuáticos
En esa instalación murieron cinco delfines nariz de botella en un año, lo que derivó en investigaciones abiertas por la Comisión de Pesca y Vida Silvestre de Florida (FWC) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), según la misma fuente.
Auditorías oficiales registraron deficiencias en la calidad del agua, estructuras deterioradas y hábitats inadecuados para especies como pingüinos, quienes eran mantenidos en condiciones incompatibles con su fisiología, informó Planeta. La empresa señaló que el objetivo de la venta es preservar el bienestar de los animales, al mismo tiempo que contribuye a saldar una deuda superior a los 100 millones de dólares.
Los animales forman parte del respaldo de esa deuda y han sido clasificados como activos de alto valor, lo que ha provocado cuestionamientos sobre su destino una vez realizada la venta. Activistas han advertido sobre el riesgo de traslado a instalaciones sin controles suficientes, mientras voceros de la compañía afirman haber implementado mejoras con personal especializado en medicina veterinaria y biología marina.

El conflicto también involucra una disputa legal entre los interventores designados por los acreedores y el exdirector general de TDC, Eduardo Albor, quien inicialmente se resistió a entregar el control de los parques acuáticos en México. La sede principal de la compañía se encuentra en ese país, donde continúan las operaciones bajo observación por parte de grupos ambientalistas.
Las organizaciones de bienestar animal han solicitado que los ejemplares sean trasladados a santuarios, mientras continúa el litigio judicial. El caso de TDC ha reavivado el debate sobre la legalidad y sostenibilidad del uso de animales marinos en parques acuáticos como modelo de entretenimiento y negocio.

