La época de calor puede ser especialmente desafiante durante el embarazo debido a los cambios fisiológicos y hormonales que experimentan durante esta etapa. A continuación, se presentan recomendaciones de expertos para garantizar un embarazo saludable y seguro durante los meses más cálidos del año.
Hidratación adecuada durante el embarazo
La Dra. Emily Brown, obstetra y ginecóloga del Hospital General de Massachusetts, subraya la importancia de mantener una hidratación adecuada. “Las mujeres embarazadas deben beber al menos 8-10 vasos de agua al día, y más si están expuestas a altas temperaturas o realizan actividad física”, comenta la Dra. Brown.
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La deshidratación puede causar contracciones prematuras y disminuir el volumen sanguíneo, lo que afecta negativamente al flujo sanguíneo hacia el bebé.
Protección solar y ropa adecuada
La Dra. Ana García, dermatóloga del Instituto Nacional de Dermatología en México, recomienda el uso de protector solar de amplio espectro con un SPF de al menos 30. “La piel de las mujeres embarazadas puede volverse más sensible debido a los cambios hormonales, lo que aumenta el riesgo de quemaduras solares y manchas oscuras conocidas como melasma”, explica la Dra. García. Además, se aconseja el uso de ropa ligera, de colores claros y fabricada con materiales transpirables, como el algodón, para mantener la frescura y comodidad.
Control de la temperatura corporal
El Dr. Juan Martínez, especialista en salud materna y fetal del Hospital Universitario La Paz en Madrid, advierte sobre los peligros del sobrecalentamiento. “Es crucial que las mujeres embarazadas eviten ambientes extremadamente calurosos y busquen lugares frescos y sombreados”, afirma el Dr. Martínez.
Actividades como nadar o realizar ejercicios acuáticos pueden ser beneficiosas, ya que permiten mantenerse en forma sin elevar demasiado la temperatura corporal. También sugiere tomar duchas frías y utilizar ventiladores o aire acondicionado cuando sea posible.
La época de calor presenta desafíos específicos para el embarazo, pero con las precauciones adecuadas, es posible mantener una buena salud tanto para la madre como para el bebé.
