Las marchas convocadas por integrantes de organizaciones civiles y el Movimiento Somos Generación Z en Chetumal, Cancún y Playa del Carmen reunieron a cientos de personas que exigieron justicia por el asesinato del exalcalde de Uruapán, Carlos Manzo, así como acciones firmes contra la corrupción y la impunidad.
El hecho de que jóvenes, maestros, jubilados y empresarios se sumaran a estas movilizaciones refleja un malestar social real frente a la violencia y la inseguridad que atraviesa el país. Sin embargo, también quedó en evidencia cómo estas expresiones ciudadanas se mezclan con consignas políticas que buscan responsabilizar directamente a los gobiernos federal y estatal de hechos que aún no han sido esclarecidos.
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Politización de la marcha de la Generación Z
En Cancún y en Playa del Carmen, al igual que en Chetumal, se escucharon reclamos legítimos como la exigencia de paz, justicia y seguridad. Estas demandas son incuestionables: la ciudadanía tiene derecho a exigir que las instituciones garanticen condiciones mínimas de tranquilidad y que los crímenes no queden impunes.
No obstante, junto a estas exigencias aparecieron consignas que responsabilizan de manera directa y sin pruebas a las autoridades por el asesinato de Manzo, o que piden la renuncia inmediata de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y de la gobernadora Mara Lezama Espinosa. Este tipo de mensajes, más que fortalecer la protesta, la politizan y la convierten en un espacio de desgaste partidista.

Generación Z: Demandas legítimas frente a consignas oportunistas
La diferencia es clara: exigir justicia por un asesinato, denunciar la corrupción y reclamar seguridad son demandas legítimas que deben ser escuchadas y atendidas. En cambio, acusar sin sustento a los gobiernos de ser responsables directos de un crimen o convertir la protesta en un escenario de renuncias anticipadas es oportunismo político. Estas consignas no aportan soluciones ni fortalecen la voz ciudadana, sino que desvían la atención de los problemas reales y profundizan la polarización.
El Madrazo sostiene que las marchas de la Generación Z en Quintana Roo son un reflejo de la tensión social que genera la violencia, pero también de la manera en que actores políticos buscan capitalizar esa indignación.
La protesta ciudadana es legítima cuando se centra en la exigencia de justicia y seguridad; pierde fuerza cuando se convierte en un escaparate de consignas oportunistas que no ofrecen salidas, sino que buscan debilitar a las instituciones. La verdadera lucha contra la violencia requiere responsabilidad y seriedad, no consignas que confunden la indignación con la manipulación.

