CANCÚN, QR.- Quintana Roo, conocido por sus playas paradisíacas y su rica biodiversidad, enfrenta una crisis ambiental que amenaza tanto su ecología como su economía: la disminución de la población de abejas.

Estos insectos, cruciales para la polinización de numerosas plantas, incluyendo cultivos vitales para la producción de alimentos, están viendo mermadas sus poblaciones debido a múltiples factores, desde el uso de pesticidas hasta el cambio climático en Quintana Roo.

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En este reportaje, exploraremos las causas de esta problemática, sus consecuencias y las voces de los productores de miel que luchan por mantener a flote sus negocios en medio de esta crisis.

Causas de disminución de abejas en Quintana Roo

La disminución de las abejas en Quintana Roo se debe a una combinación de factores. Uno de los principales es el uso intensivo de pesticidas en la agricultura. Estos químicos, especialmente los neonicotinoides, han demostrado ser altamente tóxicos para las abejas.

“Las abejas están expuestas a estos pesticidas cuando recolectan néctar y polen de las flores tratadas”, explica Javier Pérez, biólogo especializado en insectos polinizadores. “Esto puede afectar su sistema nervioso, desorientarlas y llevarlas a la muerte”.

Además, la deforestación y la urbanización han reducido significativamente el hábitat natural de las abejas. La pérdida de bosques y áreas silvestres para dar paso a desarrollos turísticos y agrícolas limita las fuentes de alimento y refugio para estos insectos. El cambio climático también juega un papel crucial, alterando los patrones de floración de las plantas y el comportamiento de las abejas.

“El clima impredecible en Quintana Roo puede hacer que las flores florezcan antes o después de lo esperado, desincronizando la relación entre las plantas y sus polinizadores”, añade.

Impacto en productores de miel

La apicultura, una actividad tradicional y de gran importancia económica en Quintana Roo, se ha visto gravemente afectada por la disminución de las abejas. Los productores de miel enfrentan reducciones significativas en su producción, lo que amenaza su sustento y la economía local.

Pedro Sánchez, apicultor de la región, describe cómo ha cambiado la situación en los últimos años. “Antes podíamos contar con una producción estable, pero últimamente hemos visto una caída del 40% en la cantidad de miel que recolectamos”, comenta. “Las colmenas no están produciendo como antes, y muchas han muerto”.

La reducción en la producción de miel no solo afecta a los apicultores, sino también a otros sectores dependientes de la polinización, como la agricultura. Los cultivos de frutas y vegetales, que dependen de las abejas para una polinización efectiva, también están en riesgo, lo que podría tener un efecto dominó en la disponibilidad y el precio de los alimentos.

Esfuerzos para la conservación

En respuesta a esta crisis, diversos esfuerzos están en marcha para intentar salvar a las abejas de Quintana Roo. Organizaciones ambientales y grupos de apicultores están trabajando en conjunto para promover prácticas agrícolas sostenibles y reducir el uso de pesticidas nocivos.

Ana María Gómez, presidenta de una cooperativa de apicultores en Quintana Roo destaca la importancia de la educación y la colaboración. “Estamos realizando talleres para educar a los agricultores sobre los beneficios de los métodos de cultivo orgánico y cómo pueden ayudar a proteger a las abejas”, explica. “También estamos trabajando con el gobierno local para establecer áreas protegidas donde las abejas puedan prosperar sin el riesgo de pesticidas”.

Dijo que se están implementando programas de reforestación para restaurar los hábitats naturales de las abejas. Estas iniciativas no solo ayudan a las abejas, sino que también benefician a otras especies y contribuyen a la salud general del ecosistema.

Voces desde el campo

Para entender mejor el impacto de esta crisis, conversamos con dos productores de miel que han vivido de cerca la lucha por la supervivencia de las abejas en Quintana Roo.

Manuel Rodríguez, apicultor con más de 30 años de experiencia, cuenta sobre los desafíos actuales. “He visto cómo las colmenas se han reducido drásticamente. No es solo un problema de producción de miel; es un problema de supervivencia para todas las especies que dependen de la polinización”, afirma. Rodríguez ha adoptado técnicas de apicultura orgánica, eliminando el uso de pesticidas y promoviendo la diversidad de plantas nativas en su terreno. “Es un trabajo arduo, pero necesario. Si no actuamos ahora, podríamos perder más que solo nuestras colmenas”.

Clara Martínez, una joven apicultora que ha heredado el negocio familiar, comparte su perspectiva sobre el futuro de la apicultura en la región. “Estamos en una encrucijada. Necesitamos innovar y adaptarnos a las nuevas realidades climáticas y ambientales”, dice.

Ella ha comenzado a integrar tecnologías modernas, como el monitoreo de colmenas mediante sensores, para mejorar la gestión y salud de las abejas. “La tecnología nos ayuda a detectar problemas a tiempo y tomar acciones preventivas. Es una herramienta valiosa en esta lucha”.

La disminución de las abejas en Quintana Roo es un llamado de atención sobre la fragilidad de nuestros ecosistemas y la necesidad de adoptar prácticas más sostenibles. Los apicultores, biólogos y activistas están trabajando arduamente para revertir esta tendencia, pero es un esfuerzo que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad.

La preservación de las abejas no sílo garantiza la producción de miel, sino también la estabilidad de nuestros sistemas alimentarios y la salud del medio ambiente. La lucha por salvar a las abejas en Quintana Roo es, en última instancia, una lucha por nuestro propio futuro.

Pedro Joaquín