Hoy en día es difícil percibir la vida cotidiana sin el uso de teléfonos celulares o smartphones; estos dispositivos pasaron de ser solo un medio de telecomunicación a convertirse en parte fundamental en la vida de la mayoría de las personas, dadas las múltiples funciones y aplicaciones que se le fueron agregando.
Sin embargo, a pesar de su innegable utilidad en los diferentes ámbitos en que se emplea, el debate sobre el uso de estos dispositivos desde temprana edad y dentro de recintos educativos continúa.Tanto es así que ya existe una iniciativa para reformar la Ley General de Educación para que desde la federación se prohíba el uso de dispositivos electrónicos de uso personal dentro de los planteles destinados a la educación básica.
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La iniciativa que reformaría los artículos 42 y 48 de la Ley General de Educación, se basa en dos aspectos muy importantes; el primero es que en el país, según datos de la Encuesta Nacional sobre disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares (ENDUTIH, 2023) que realiza el INEGI, el 81.2% de la población de 6 años o más tiene acceso a internet y los usuarios de teléfono celular constituyen el 81.4% de la población de 6 años o más. El segundo hecho reside en las múltiples desventajas que ocasiona que los menores lleven consigo teléfonos inteligentes mientras están en clases.
Esta iniciativa de reforma no es la única en el país. En el estado de Querétaro, desde el pasado 20 de febrero, quedó prohibido el uso de celulares en todas las escuelas de educación básica y media superior del estado.
En el ámbito internacional la Agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomienda prohibir el uso de celulares smartphones en todas las aulas para evitar que los alumnos se distraigan en su aprendizaje, porque basta con tener un teléfono cerca para desconcentrar a estudiantes, derivado de revisar redes sociales, contestar mensajes o revisar notificaciones y pueden tardar hasta 20 minutos en volver a centrarse en su aprendizaje. Asimismo, la UNESCO informó que 79 países han prohibido o limitado el uso de celulares en las escuelas, entre los que se encuentran algunas comunidades o ciudades de España, China, Estados Unidos de Norteamérica y Francia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también hizo recomendaciones sobre el uso de estos dispositivos. Los niños menores de dos años no deben usar pantallas; los infantes (2 a 5 años) no deben usarlas más de una hora al día. Niños de entre 5 y 17 años pueden usarlas durante dos horas al día pero con acceso limitado o restringido de redes sociales.
Como puede leerse, pareciera haber un consenso sobre la prohibición o regulación de dichos dispositivos, sin embargo existen voces que reclaman que el quitar el acceso a internet sería un retroceso en materia de derechos humanos al interferir con el derecho de los niños a acceder a la información o que se estarían desperdiciando recursos valiosos para potenciar el aprendizaje de los estudiantes. Entonces, ¿son los celulares perjudiciales o beneficiosos en las escuelas? Enseguida enlisto una serie de beneficios y perjuicios de estos dispositivos dentro de las aulas.
Con la supervisión y guía adecuada y como estrategia didáctica complementaria, los celulares permiten un acceso instantáneo a la información en sus diversas formas (libros, artículos, videos, páginas especializadas, etc.); facilitan el trabajo colaborativo a través de diversas plataformas; permiten el aprendizaje autónomo a través de aplicaciones en donde el estudiante toma control de su aprendizaje y en el que recibe retroalimentación inmediata; el uso de herramientas didácticas como la realidad virtual, actividades lúdicas e interactivas, potencian el aprendizaje sin salir del aula; desarrollan habilidades digitales como la capacidad para investigar y filtrar información.
Según la OMS, los efectos del uso excesivo de pantallas son problemas de conducta, trastornos del sueño, depresión infantil y ansiedad, dificultad para procesar el aprendizaje y trasladarlo al mundo real, dificultades en la lecto-escritura, impacto en el desarrollo del cerebro, la motricidad fina, la memoria, la orientación espacial y la capacidad de expresarse.
Por su parte, la UNESCO considera que el uso de celulares puede vulnerar el derecho a la privacidad de los niños, exacerbar los estereotipos de género, favorecer el ciberbullying, desviar la atención de los estudiantes de las actividades de la clase, disminuir el rendimiento académico. La inseguridad es otro aspecto señalado debido a que la comunicación que puede darse con todo tipo de personas podría afectar la salud física, emocional o psicológica de los estudiantes. La presencia de celulares en el aula también contribuye a ampliar la brecha de desigualdad tanto económica como digital entre estudiantes. Un estudio de la misma organización reveló que aproximadamente el 90% del material de aprendizaje disponible en internet proviene de Europa y América del Norte, lo que genera un sesgo informativo.
Otra desventaja que se deriva del uso de celulares es la adicción. En un estudio realizado en el Instituto Politécnico Nacional, sobre la adicción y ansiedad vinculadas a las tecnologías de la información y comunicación, se encontró que el grado de uso del celular confirma la presencia de malestares físicos, adicción y ansiedad en los estudiantes. Para una lectura completa de la investigación puede dirigirse a la siguiente liga.
Es innegable que los celulares, bajo entornos educativos adecuados, facilitan y potencian los aprendizajes, sin embargo, como profesora y dejando de lado la diaria competencia por atraer la atención sobre las notificaciones de redes sociales, los llamadas o mensajes de mamá, etc., los perjuicios son inconmensurables cuando se trata de la salud emocional de los menores como consecuencia del ciberacoso, o el riego en el que ponen su vida los menores al realizar retos extraídos de redes sociales.
