CANCÚN, QR.- Brenda es la primera víctima de muerte por provocación del suicidio por violencia vicaria en Cancún. Ella sufría ataques constantes de su agresor, quien de manera constante le decía que no servía para nada y que era mejor que se matara.
Ariadne Song Anguas, abogada de Brenda e impulsora de las leyes de violencia vicaria y violencia digital y la llamada Ley Ingrid, comentó que ella había promovido un amparo, ya que la juez de instrucción de los Juzgados Orales Familiares de Cancún (de quien no dio nombre) fue omisa en decretar un régimen de convivencia.
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Explicó que en automático el progenitor o progenitora que no tiene la custodia de los menores de edad puede convivir con sus hijos, con fechas supervisadas en el Centro de Convivencia Familiar, sin embargo, la jueza no le respetó ese derecho.
Es la justicia federal, después de que Brenda fuera asesinada, porque para la abogada perdió la vida al dejarse morir, es que la justicia de México le da la razón y obliga a los juzgados familiares de Cancún, Quintana Roo, a que respeten ese régimen de convivencia, algo que no le quisieron otorgar desde un inicio a Brenda.
La abogada indicó que el 17 de enero del 2024 fue publicado en el Diario Oficial de la Federación reformas en el Código Civil y Penal Federal, así como la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el que por fin México reconoce y sanciona la violencia vicaria.
Se sanciona como violencia vicaria:
-Conductas como amenazar con causar daño a menores de edad o con ocultarlos.
-Utilizarlos para obtener información; promover, incitar o fomentar actos de violencia física o psicológica en contra de la madre, lesionando el vínculo materno filial.
-Interponer acciones legales basadas en hechos falsos con tal de obtener la guarda y custodia de los hijos.
-Condicionar el cumplimiento de las obligaciones alimenticias a las madres o a los hijos, entre otras.
El artículo 312 del Código Penal Federal establece que: “El que prestare auxilio o indujere a otro para que se suicide, será castigado con la pena de uno a cinco años de prisión; si fuese hasta el punto de ejecutar él mismo la muerte, la prisión será de cuatro a doce años”.
Song Anguas dijo que S.G.A. la atacaba con palabras como: “mira, qué feliz estoy con tus hijas; “qué gorda estás”; “no me sirves como mujer”; “tú no me sirves para nada, es mejor que te mates”, y “gracias a que tú sigues peleando tus derechos de convivencia familiar mis hijas sufren, las alteras y asustas”.
Indicó que esas son expresiones violentas las que van conduciendo a una víctima que se encuentra en un estado de depresión delicado, a pensar que el suicidio es la mejor opción para ya no sufrir.
Brenda, al no respetarle la juez de Cancún el derecho de convivencia familiar con sus hijas, tenía que esconderse para verlas; esperarlas a la salida de la escuela, o a través de medios digitales como correos, WhatsApp, Facebook, y llamadas por teléfono para decirles cuánto las amaba.
El delito de inducción al suicidio consiste en persuadir a una persona para convencerla de que quitarse la vida es lo mejor que puede hacer, y una vez obtenido ese resultado, para Song Anguas, se cometió el delito de inducción al suicidio.
En el caso de Brenda, llevaba dos años sufriendo violencia vicaria e institucional y el 10 de marzo del 2023 se convirtió en la primera víctima de inducción al suicidio en Cancún.
Brenda, en varias ocasiones en su página de Facebook, dio a conocer que era víctima de acoso y tortura, por parte de su ex pareja, S.G.A., quien la tenía en shock y quien había interpuesto una denuncia en contra de ella, en la que solicitaba la guardia y custodia de sus hijas de 13 y 11 años, abriéndose el expediente 2357/2021.
S.G.A. logró una pensión alimenticia del 60%, por lo tanto, a ella le empezaron a quitar ese porcentaje de su salario y al momento de separarla de sus hijas cayó en depresión.
De acuerdo con el Colectivo Femenil Xtabay Quintana Roo, el 70 por ciento de las madres que son víctimas de violencia vicaria ha intentado suicidarse y sufre de diversos problemas de salud físicos y mentales, por el maltrato que viven de manera constantes tanto por parte de sus ex parejas como de las instituciones que imparten justicia en el Estado.
Grisell, quien también es víctima de violencia vicaria y que forma parte del colectivo, dijo que fue separada de su hijo Mathías, y afirma tener problemas graves de salud, que van desde presión arterial elevada, ritmo cardiaco irregular, hasta estrés constante, depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.
Indicó que este tipo de maltrato es poco comprendido por la sociedad, el cual es silencioso y progresivo y en muchas ocasiones, cuando se detecta, ya es demasiado tarde, porque el maltratador ya se encargó de distorsionar la figura de la madre, hasta lograr una desvinculación de los menores de edad; el objetivo es borrarla de su entorno.
Cifras de violencia vicaria, física, sexual y económica
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), el 70.1% de las mujeres de 15 años o más habían experimentado al menos un incidente de violencia psicológica, física, sexual, económica, patrimonial y discriminación.
Gabriela Pablos Saucedo, activista en contra de la violencia vicaria en la Unión de Madres Protectoras, afirmó que los feminicidios, infanticidios y suicidios, son algunos de los efectos que deja la violencia vicaria y son poco reconocidos por las autoridades.
Añadió que México tiene un registro de más de 3 mil 500 mujeres sobrevivientes de violencia vicaria.