CHETUMAL, QR.- Este sábado se aplicaron vacunas contra Covid-19 en el Hospital Militar de esta ciudad, sin una convocatoria pública, lo que generó molestia entre quienes se enteraron tiempo después.
Aunque en un principio, se dijo que las dosis eran para personal de salud de segunda línea y adultos mayores de 60 años, que faltaban por recibir la segunda dosis, lo cierto es que se aplicaron a adultos de entre 50 y 59 años de edad.
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La información comenzó a filtrarse por autoridades del propio Hospital Militar y conforme pasó el tiempo, la vacunación “clandestina” se difundió por WhatsApp hasta llegar a las redes sociales como Facebook.
Las dosis se aplicaron cerca de las 08:00 horas hasta las 14:00 horas, pues sólo había disponibles alrededor de 600 vacunas.
A pesar del horario, la gente seguía llegando a las instalaciones ubicadas en el bulevar Bahía, lo que generó molestia, pues señalaron que estaban dando las dosis, casi a escondidas.
Chetumaleños molestos por vacunación “clandestina”
Doña Elena, quien cuenta con 57 años expresó lo siguiente:
“No es posible que una de las instituciones como el Ejército, que tiene todavía respeto entre la sociedad, se atreva a aplicar las vacunas de esta forma. No se trata de un juego, sino de la salud de las personas”.
La señora María, también manifestó su molestia:
“Ya hay tanta desorganización, que ahora, hasta se atreven a aplicar vacunas de forma clandestina; seguramente sólo era para los familiares, amigos y conocidos del personal del Ejército y se les salió de control”.
Las dosis aplicadas durante la vacunación “clandestina”, son remanente de la primera jornada de vacunación para adultos de 50 a 59 años, informaron las personas que lograron vacunarse.
La primera jornada de vacunación para este grupo de edad se realizó del 3 al 5 de mayo en seis municipios de la entidad.
Al momento, no se tiene fecha de aplicación oficial de biológicos para Othón P. Blanco.
En Bacalar, también hubo desorganización durante la jornada de vacunación, pues funcionarios y diputados de otros municipios, llegaron a aplicarse la dosis. Carlos Hernández Blanco, quien tiene su residencia en Cozumel, es ejemplo de esta situación.