Durante los 30 años previos a la #4taTransformación, léase el recrudecimiento del Estado Neoliberal en México, el excesivo comercio exterior trajo consigo la despersonalización de la mexicanidad para dar paso a una sociedad que desdeñó lo propio.

Poco a poco, las marcas nacionales pasaron por un proceso de crisis hasta su desaparición y con ello las talabarterías, las pulquerías y todos aquellos centros de consumo muy mexicanos, para darle paso a las tiendas comerciales y franquicias extranjeras que abarrotaron todo a su paso.

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Toda esta extranjerización se disparó más con el comercio electrónico y la postmodernidad a la que nos atamos con las redes sociales, en un crecimiento de antinacionalismo de clóset en el que permea una negación por lo propio, por lo mexicano, lo que nos ha llevado incluso a debilitar las tradiciones culturales en nuestro país.

Un ejemplo de ello fueron los litigios recientes para rescatar bordados mixes o la imagen de los Voladores de Papantla en marcas o franquicias de ropa y bebidas, llegando al colmo de comprar en Zara una blusa mixe por que es de esa marca española, pero no el mercado de Oaxaca porque es ropa indígena.

Una de las tradiciones que más nos representa es la Charrería y como muchas otras, ha padecido este desdén derivado de la ausencia de políticas públicas que rescaten nuestra cultura por privilegiar al mercado.

La charrería, símbolo del nacionalismo

La charrería nace desde la fusión de los pueblos en la conquista, desde que los mestizos fueron autorizados a cabalgar para administrar grandes extensiones de tierra derivadas de la figura de la encomienda de donde nacen las grandes haciendas, cuyos vestigios son testigos de nuestro pasado.

Pero la charrería también es la lucha de un pueblo en la Independencia, en la Reforma, en el pueblo revolucionario en armas que se levantó triunfante con la marcha de Zacatecas.  La charrería es parte de la construcción de las primeras tres transformaciones de México y por ende no debe ser abandonada en esta Cuarta Transformación.

La charrería con el entonces presidente, el General Abelardo L. Rodríguez, en el año 1931,  fue reconocida con el decreto que señala el 14 de septiembre como “Día del Charro” dentro del mes de la patria y posteriormente fue el general Manuel Ávila Camacho quien en el año de 1934 decreta a la charrería como “Deporte Nacional” e instituye de manera formal el “Día Nacional del Charro”.

Hoy en día, la charrería ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2016, siendo una importante ventana cultural de México hacia todo el mundo.

Como reza el refrán del poeta Manuel Benítez:

“Vestirse de Charro,

es como vestirse de México,

sus minas en sus espuelas,

sus cumbres en sus sombreros.

Pero no solo por fuera es vestirse de México,

que al mineral de la patria,

y a la cumbre de sus cerros,

en la estrella de la espuela,

y en la cima del sombrero,

han de juntar plata viva,

lo noble del pensamiento,

lo firme de la palabra y lo claro de los hechos…”

Por ello es importante la intervención de quienes hoy representamos temporalmente a la #4taTransformación en esta Legislatura local, para buscar alternativas que nos permitan revertir en lo posible, el daño que los gobiernos neoliberales y conservadores le generaron a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestras tradiciones.

Hoy estamos ante la posibilidad histórica de reeducar a nuestra más joven generación para respetar a sus ancestros, para reconocernos como un pueblo plural con profundas raíces ancestrales o mestizas y sobre todo, de demostrarles la grandeza cultural de una patria que no se doblega ante el poder de los mercados y que se resiste a subsistir como un mero recuerdo, y para ello el compromiso es de todos, de sociedad y de gobierno, porque solo así, caminando juntos cambiaremos el presente y enriqueceremos el futuro de nuestro país y nuestro estado.

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