Contagia Covid-19 a la economía informal quintanarroense

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Jazmín Ramos | R360

 

CANCÚN, QRoo.- Quedarse en casa como medida sanitaria para evitar el menor número de contagios de Covid-19, queda en segundo plano para quienes se subemplean en Quintana Roo: Vendedores ambulantes, tianguistas, albañiles, plomeros, electricistas, boleros, zapateros y artistas urbanos, entre muchos otros, se la tienen que jugar todos los días para llevar sustento de sus familias.

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Basados en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el estado se contabilizan unas 400 mil personas que no han podido insertarse en el mercado laboral; esta cifra coloca a la jurisdicción como líder de la Península de Yucatán de la Población Económicamente Activa (PEA).

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Guadalupe Cruz Puerto forma parte de la estadística, desde hace 15 años vende esquites en la Región 510, de ahí mantiene a sus tres hijos.

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Ahora no solo enfrenta el hecho de que por su baja escolaridad se vio en la necesidad de subemplearse, sino que también sortea la pandemia que en Quintana Roo ha propiciado el cierre de hoteles y comercio en general por la caída en la afluencia de viajeros.

“Antes me preocupaba que los inspectores del comercio ambulante me acosaran pidiendo mordida y en el peor de los casos levantarán mi puesto, pero ahora se le suman las bajas ventas y la posibilidad que me infecte de eso del Coronavirus”.

Para Cruz Puerto y todos los que trabajan en la informalidad, las acciones de contención son un nuevo desafío, pues sus ventas se han reducido entre un 70 y 80 por ciento dependiendo del giro, primero por el tema económico, ya que la población prioriza sus gastos ante el desempleo generado por la pandemia, es decir compra menos.

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En segundo lugar, las recomendaciones de no salir de casa propicia que disminuya el flujo de personas en las calles (sus principales clientes), así como los patrullajes que conminan a los ciudadanos a permanecer en casa, y tercero: el riesgo que implica sortear la pandemia en las calles sin ninguna clase de protección.

Este es el panorama desalentador de quienes viven de la economía informal, pero aun así no les queda más que seguir en la lucha, ejemplo de ello es el bolero Esteban Noh Pat, quien desde las nueve de la mañana sale a ofrecer sus servicios afuera de un centro comercial de la avenida Nichupté.

Explicó que antes de la pandemia si bien le iba hacía 12 boleadas, ahora en el mejor día tres; “me las estoy viendo difícil, la verdad, a veces me voy solo con un servicio, tengo que pagar renta y los gastos de comida para mi familia. Si esto no se compone, pues me voy a regresar a Chiapas, de allá vengo”.

Los índices del subempleo en el estado castigan con mayor fuerza los municipios de Benito Juárez y Solidaridad, que es donde se concentra este sector, según las estadísticas del Consejo Nacional de Población (Conapo) y el Inegi. En ambas demarcaciones vive el 70 por ciento de los habitantes de Quintana Roo.

El sociólogo, Omar Arzeta Ruiz indicó que la población que forma parte de la economía informal no tiene otra opción más que salir a las calles a buscar el sustento de lo contrario sus familias no comen, esa es una realidad.

Dijo que las acciones de contingencia que obligan a mantener a la población en casa simplemente no aplica para ellos: “antes de lanzar estas acciones sanitarias los tres niveles de gobierno debieron contemplar a la población vulnerable”.

Aseguró que es lógico que sigan saliendo a ganarse “el pan de cada día”, pues no hay ninguna clase de subsidio o ayuda por parte de las autoridades, esa es su realidad, además enfrentan el estigma de los favorecidos, quienes los critican por seguir trabajando; es una situación desigual, no obtienen ayuda y los acusan de irresponsables.

Al parecer, dijo, el gobernador del estado, Carlos Joaquín González, anunció un programa de ayuda para los desempleados, aquellos que fueron dados de baja por el cierre de hoteles y empresas ligadas al turismo, pero qué hay de los ambulantes, de los que se subemplean.

“Lo único que se ha dicho para este sector, al menos en Quintana Roo, es que podrían recibir despensas, pero aún no se establece el mecanismo de entrega y mientras eso sucede seguirán saliendo a trabajar”.

Es cuestión de darse una vuelta por la avenida López Portillo, en el punto conocido como El Crucero, ahí se pueden ver albañiles, plomeros y electricista que todos los días salen en busca de ser contratados, esa es la realidad, las dos caras de la pandemia.

Consideró que el problema son las condiciones socioeconómicas de México en general, muestran dos realidades, el que sí puede mantener la sana distancia y confinarse en casa, mientras que los subempleados enfrenta la pandemia en busca de llevar el sustento a sus familias en las calles.

“Yo con gusto me quedo en casa, pero tengo que pagar mil 800 pesos de renta y llevar comida a mi casa, esa es la diferencia”, argumenta, Miriam Carmona Hernández, quien vende flores sobre la avenida Politécnico.

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Staff
El editor que cura contenidos para Ruptura 360, provenientes de comunicados oficiales o del monitoreo de medios. Tiene experiencia en periodismo y no es una persona, sino varias personas que asumen que los contenidos que curan no son de su autoría.

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